El
Misterio del Evangelio
“Verdad Misterio” del Nuevo Testamento
Relacionado con el Evangelismo Mundial
(Este
estudio ha sido tomado de Romanos 16)
Romanos 16:25-27
Hay varias
similitudes entre estos versículos y los versículos de la introducción de Romanos capítulo 1. Considere
lo siguiente:
Romanos 16 |
Romanos 1 |
“mi
evangelio” – v.25 |
“el
evangelio de Dios” –v.1 “no me
avergüenzo del evangelio” –v.16 |
“la
predicación de Jesucristo” –v.25 |
“acerca
de Su Hijo, Jesucristo” –v.3 “el
evangelio de Cristo”—v.16 |
“para
confirmaros” --v.25 |
“a fin
de que seáis confirmados” —v11 |
“dar a conocer a todas las gentes” –v.26 |
“en
todas las naciones” –v.5 |
“para la
obediencia de la fe” –v.26 |
“para la
obediencia a la fe” –v.5 |
“La
revelación del misterio que se ha mantenido oculto desde tiempos eternos,
pero que ha sido manifestado ahora y por las Escrituras de los profetas”
–v.25-26 |
“que ÉL había prometido antes por Sus profetas en
las Santas Escrituras –v.2 |
El último
de éstos (que está en negritas) es en verdad un contraste. En el capítulo 1
Pablo habla acerca del evangelio de Dios que había sido prometido antes por los
profetas en el Antiguo Testamento, pero en el capítulo 16, Pablo, hablando del
evangelio, menciona un misterio que se había mantenido oculto, pero que ahora
es revelado por los profetas del Nuevo Testamento. Hay un sentido en el cual el
evangelio es tanto antiguo como nuevo. Hay un aspecto del evangelio que es
antiguo y que fue revelado en las páginas de las Escrituras del Antiguo
Testamento. Hay otro aspecto del evangelio que es nuevo y que había sido
mantenido en secreto durante el período del Antiguo Testamento, pero que fue
dado a conocer durante la edad presente por Pablo y por otros profetas y
apóstoles del Nuevo Testamento.
El
Evangelio Antiguo
El mensaje
del evangelio se centra alrededor de la Persona y la obra de Cristo,
especialmente Su muerte sustitutiva y Su resurrección corporal de la muerte.
Pablo define más claramente el evangelio en 1 Corintios 15:1-4, donde dice “Cristo
murió por nuestros pecados conforme a las Escrituras….y resucitó al
tercer día conforme a las Escrituras”. La cruz y la tumba vacía no tienen
que ser predicadas conforme a nuestras ideas y opiniones, sino estrictamente en
conformidad y en concordancia con lo que ha sido revelado acerca de estos
tremendos eventos en las Escrituras, para ser exactos, en las Escrituras del
Antiguo Testamento. Por ejemplo, la explicación más descriptiva y la
información más detallada de la muerte sustitutiva de Cristo es
dada en Isaías 53, como 700 años antes de que Cristo fuera crucificado. Aún en
el Nuevo Testamento es difícil encontrar la doctrina de la muerte sustitutiva
de Cristo tan minuciosamente presentada como en Isaías 53 (los escritores del
Nuevo Testamento asumen que ya has dominado lo que Dios ha dicho por medio del
profeta Isaías). La prueba de que las grandes verdades de la muerte y
resurrección de Cristo fueron reveladas en el Antiguo Testamento se puede
encontrar en las palabras de nuestro Señor resucitado en Lucas 24:44-46.
Cuando
Felipe predicó el evangelio al etíope, el usó Isaías 53 como punto de partida
(Hechos 8:28-35). En Hechos 2:24-32 Pedro predicó la resurrección de Cristo y
usó el Salmo 16 como base de su mensaje. En Hechos 3:18 Pedro predicó el
evangelio y anunció que los sufrimientos de Cristo habían sido predichos por
boca de todos los profetas de Dios. En Hechos 4:10-11 Pedro predicó la muerte y
resurrección de Cristo y la basó en el Salmo 118. En Hechos 10:43 Pedro
proclamó que todos los profetas han señalado hacia Jesucristo y el perdón que
se encuentra en ÉL. En Hechos 13:33-37 Pablo predicó el evangelio en una
sinagoga y dijo a los judíos que la resurrección de Cristo era el cumplimiento
del Salmo 2 y del Salmo 16.
En Romanos, el tema principal de Pablo es la justificación por
fe y Pablo pone a Abraham como ejemplo de ésto, basado en Génesis 15:6
(Rom.4:1-8). La revelación de la justicia de Dios fue testificada por la ley y
por los profetas (Rom.3:21). En Romanos 10 Pablo analiza el evangelio de la
gracia de Dios y cita varios pasajes del Antiguo Testamento para establecer sus
puntos (ver versículos 6,7,11,13,15,16,18). En Romanos
15 Pablo cita varios pasajes del Antiguo Testamento que armonizan con el hecho
de que el evangelio llegaría a los gentiles (versículos 9-12, 21).
En
Gálatas, Pablo usa nuevamente a Abraham como ejemplo de justificación por la fe
(3:6) y Pablo incluso llega tan lejos como para decir que la promesa de Génesis
12:3 fue dada por Dios, porque Dios previó que los gentiles serían bendecidos y
justificados por fe (Gálatas 3:8). En este mismo contexto, Pablo dice que Dios
“dio de antemano la nueva a Abraham” (Gálatas 3:8). Pablo cita a Habacuc 2:4
para respaldar su doctrina de la justificación por fe (3:11).
El
evangelio que predicaba Pablo era “conforme a las Escrituras (del Antiguo
Testamento)” (1 Co.15:3-4). Los temas básicos de la cruz y de la tumba vacía y
de la justificación por fe se encuentran en el Antiguo Testamento. No había
ningún misterio en esto.
El
Evangelio Nuevo
Hoy hay un
aspecto de “misterio” en el evangelio que era desconocido en otras edades, pero
que ahora, en esta edad, forma el verdadero núcleo de la predicación del
evangelio:
Misterio que en otras
generaciones no se dio a conocer a los hijos de los hombres, como ahora es
revelado a sus santos apóstoles y profetas por el Espíritu: que los gentiles
son coherederos y miembros del mismo cuerpo, y copartícipes de la promesa en
Cristo Jesús por medio del evangelio….. me fue dada esta gracia de anunciar entre los gentiles el
evangelio de las inescrutables riquezas de Cristo, (Efesios 3:5-8).
En esta edad, por lo tanto, hay un elemento distintivo en el
contenido del evangelio que es llamado “el misterio del evangelio” (ver Efesios
6:19 y comparar Colosenses 1:26-27; 4:3). Esta nueva revelación es que los
gentiles son coherederos y co-miembros del cuerpo y
copartícipes de la promesa (Efesios 3:6). Esa igualdad –judíos y gentiles
unidos en un cuerpo- era desconocida anteriormente. El mensaje distintivo de la
iglesia es que tanto judíos como gentiles pueden creer el evangelio y estar
unidos en UN CUERPO (1 Co.12:13) con el propósito de manifestar y dar
testimonio de Cristo, quien es la Cabeza soberana de este organismo vivo y
único.
Los escritores dispensacionalistas han reconocido hace tiempo el
elemento distintivo de la predicación del evangelio en esta era de la iglesia:
La idea de que los gentiles estarían exactamente en el mismo plano
como los israelitas y, además, en íntima relación como miembros del mismo
cuerpo, es absolutamente ajena al Antiguo Testamento. De acuerdo con Isaías
61:5, 6, los gentiles eran representados como siendo los siervos e Israel como
los sacerdotes de Dios. Aunque es cierto que a los gentiles fueron prometidas
bendiciones en el futuro reino milenial, nunca se les daba igualdad con los
judíos en el Antiguo Testamento (Walwoord, La
Iglesia en la Profecía).
El Antiguo Testamento ciertamente predice la bendición de los
gentiles para el período milenial (Is.61:5-6; 2:1-4), pero las bendiciones
específicas no incluyen igualdad con los judíos como ocurre en el cuerpo de
Cristo hoy. Grandes bendiciones se prometen a los gentiles en las predicciones
del Antiguo Testamento, pero no a base de igualdad de posición con los judíos.
Esta igualdad es la esencia del misterio revelado a los apóstoles y profetas en
tiempos del Nuevo Testamento (Ryrie, Dispensacionalismo
Hoy, p. 125).
La verdad del misterio no es desarrollada tanto en Romanos como es
desarrollada en Efesios y Colosenses, pero la epístola a los Romanos alude a
algunas de estas cosas. La singularidad de estar en el cuerpo de Cristo es
tratada en Romanos 12 y la singular UNIDAD e IDENTIFICACIÓN con Cristo, que
disfrutan tanto judíos como gentiles en virtud de estar “en Cristo”, es tratada
admirablemente en Romanos 6. El precioso y glorioso misterio de “Cristo en
vosotros” (Col. 1:26-27) es esbozado en Romanos 8:9-10. La unión del creyente
con Cristo, que es comparada con una relación matrimonial (Efesios 5:29-32) es
presentada en Romanos 7:1-4. Las muchas riquezas que judíos y gentiles
comparten por igual en Cristo, son expuestas maravillosamente en Romanos 8. El
misterio del endurecimiento parcial y temporal de Israel es referido en Romanos
11:25. En verdad, Romanos nos ayuda a entender, más que cualquier otra
epístola, el propósito y programa de Dios para Israel a la luz de lo que Dios
está haciendo hoy entre los gentiles y a la luz de lo que Dios hará en el
futuro (Romanos 9-11). De modo que el libro de Romanos
contribuye de manera significativa a nuestro entendimiento de la verdad del
misterio. ¡Qué Dios nos ayude a ser buenos y fieles administradores de estas
cosas (1 Co.4:1-2)!
Consideremos algunas de las palabras y frases clave de estos tres
versículos finales:
Romanos 16:25
“Para confirmaros” significa hacerte
firme y constante, guardarte de caer. Dios tiene todo el poder y la habilidad
para establecer a los creyentes en la verdad, que nuestra FE esté asentada en
los HECHOS de Dios. Los creyentes que no están bien versados en las verdades
expuestas en el libro de Romanos, están en terreno
peligroso y son susceptibles a muchos graves errores. Pero aquellos creyentes
que han dominado la obra doctrinal maestra de Pablo, se han fortalecido en
estas grandes verdades fundamentales y es difícil lograr que se muevan o
desvíen del sólido fundamento sobre el cual se han establecido. Como caso en
cuestión, el compañerismo de Iglesias Bíblicas, del cual yo formaba parte, fue
dañado profundamente por una falsa enseñanza que negaba la Eterna Filiación de Cristo
(enseñando, por el contrario, que Cristo llegó a ser el Hijo de Dios en el
momento de la encarnación). Este error es tan simple y claramente respondido y
refutado en Romanos 1:3-4 (en la encarnación, Aquel que ya era Hijo, llegó a
ser hombre “del linaje de David según la carne”, en tanto que el punto de vista
erróneo enseña que en la encarnación el Dios eterno llegó a ser el Hijo). Esto
es solo un ejemplo de cómo un correcto entendimiento de la enseñanza expuesta
en Romanos puede establecer a los creyentes en la
verdad y guardarlos de caer en el error.
Los creyentes no pueden ser establecidos plenamente en la verdad
sin un entendimiento apropiado del “misterio dispensacional” que es el tema de
este párrafo final. Es triste, en verdad, que los creyentes, en general, sean
tan ignorantes de estos Sagrados Secretos que eran tan apreciados por el
corazón del apóstol Pablo. Hay un conjunto de verdades que había estado oculto
y guardado en el amante corazón de Dios durante las edades pasadas, pero que en
esta presente edad, Dios quiere dar a conocer a Sus santos. Sin embargo, la
ignorancia del “misterio” en nuestro día es asombrosa. En los consejos de
ordenación se ha hecho la pregunta, “¿Qué significa ser un administrador de los
misterios de Dios (1 Co. 4:1-2) y cuán importante es ésto para su ministerio?”
En algunos casos no tienen idea. Cuán ignorantes somos cuando se trata de
entender las riquezas y las glorias de este misterio que Dios se deleita en dar
a conocer (Col. 1:27). La gran carga de Pablo era predicar entre los gentiles
las inescrutables riquezas de Cristo y de aclarar
a todos cuál sea la dispensación del misterio escondido desde los siglos en
Dios, que creó todas las cosas”
(Efesios 3:8-9). ¡Que apreciemos también nosotros estas cosas!
“Según mi evangelio” –
la expresión “mi evangelio” se encuentra solamente en otros dos lugares en la
Biblia: 1) Romanos 2:16 – “En
el día en que Dios juzgará por Jesucristo los secretos de los hombres, conforme
a mi evangelio”; 2) 2 Timoteo 2:8 – “Acuérdate de
Jesucristo, del linaje de David, resucitado de los muertos conforme a mi evangelio”. Cuando Pablo
hablaba de “mi evangelio” no se estaba refiriendo necesariamente al “misterio”,
como lo indica este último pasaje. Que el Mesías sería de la simiente de David
y que resucitaría de los muertos eran verdades que fueron reveladas en el
Antiguo Testamento y no eran misterios.
¿Qué quería decir Pablo con “mi evangelio”? ¿En qué sentido
pertenecía el evangelio a Pablo? Recuerda, en Romanos 1:1 Pablo había dejado
muy en claro que las buenas nuevas que predicaba eran “el evangelio de Dios”.
Eran las buenas nuevas de Dios. ¿En qué sentido eran las buenas nuevas de
Pablo? Hay al menos dos razones por las cuales Pablo personalizaba las buenas
nuevas: 1) Era el evangelio de Pablo en
el sentido de que había sido confiado a él: “El glorioso evangelio del Dios
bendito, que a mí me ha sido encomendado” (1 Ti.1:11). “La comisión
(dispensación, mayordomía) del evangelio me ha sido encomendada….porque me fue
impuesta necesidad; ¡y hay de mí si no anunciare el evangelio!” (1 Co.9:17,16).
Pablo tomaba muy en serio su responsabilidad en cuanto al evangelio. 2) Era el evangelio de Pablo en el sentido de
que había sido revelado únicamente a él: “El evangelio anunciado por mí no
es según hombre; pues yo no lo recibí ni lo aprendí de hombre alguno, sino por
revelación de Jesucristo” (Gálatas 1:11-12). “Mi evangelio…..según la
revelación del misterio” (Romanos 16:25-26). “Subí según una revelación, y les
expuse el evangelio que predico entre los gentiles” (Gálatas 2:2). “Por
revelación me fue declarado el misterio” (Efesios 3:3 y comparar v.6— “por
medio del evangelio”).
Las buenas nuevas de Pablo incluían el misterio: “a fin de que al
abrir mi boca me sea dada palabra para dar a conocer con denuedo el misterio
del evangelio” (Efesios 6:19). En vista de ésto, hay dos errores
ultradispensacionalistas que deben evitarse: 1) Pablo fue la única persona que
recibió la revelación del misterio. Este error es corregido por Efesios 3:5
que enseña que el misterio es revelado a los santos apóstoles y profetas de
Dios. Sin duda, Pablo era el principal revelador del misterio, pero no fue dado
exclusivamente a él. El no fue el único administrador de los misterios de Dios
(1 Co.4:1-2). 2) El misterio no fue dado
a conocer hasta que Pablo lo reveló.
Los misterios de Dios son revelados en toda la plenitud de su hermosura en las
epístolas de Pablo, pero Pablo no fue el primero en revelar estos secretos.
Debería notarse que el misterio había sido revelado, al menos en
forma embrionaria, por el Revelador principal, nuestro Señor Jesucristo. Esto
se ve especialmente en los misterios de Mateo 13 y en el Discurso del Aposento
Alto de Juan 14-17. Aquí hay algunos ejemplos:
Lewis Sperry Chafer también descubrió una significativa
correspondencia entre los “misterios del reino de los cielos” como están delineados
en Mateo 13 y los misterios revelados por Pablo en las epístolas del Nuevo
Testamento:
En Mateo 13 están dadas, por Cristo Mismo y bajo siete parábolas,
las características de la presente edad. En esta Escritura, esta edad misma es
declarada un misterio o un secreto sagrado (Mateo 13:11), y las parábolas
desarrollan la verdad de que hay tres aspectos principales presentes durante
esta edad, es decir, (a) lo que es aceptable – el trigo, la perla, y los peces
buenos; (b) lo que representa a Israel enceguecido (vs.14-15), que es el tesoro
escondido en el campo – el campo es el mundo- y (c) la presencia del mal- la
cizaña, las aves malas, levadura y peces malos. Debería observarse que en el
Nuevo Testamento, cada uno de estos tres factores mismos es declarado ser un
misterio o un secreto sagrado: (a) la Iglesia compuesta de Judíos y Gentiles en
un cuerpo (Ef.3:4-6), (b) Israel enceguecido hasta que la Iglesia haya sido
llamada (Rom. 11:25; cf. Hechos 15:13-18), y (c) la presencia y la
característica del mal en esta edad (2 Ts.2:7). Ver Teología Sistemática, vol.IV.
Como ya se ha dicho, los ultradispensacionalistas enseñan que el
misterio no había sido revelado antes de Pablo y que fue revelado
exclusivamente a Pablo. El Dr. Ernest Pickering responde lo siguiente: “Decir que verdad relativa
a la iglesia nunca fue revelada antes de Pablo, es negar los pasajes de las
Escrituras donde el Señor Mismo enseñó esa verdad. El Discurso del Aposento
Alto (Juan 13-17) es ciertamente aplicable [específica y exclusivamente] a la
iglesia. La bendita posición de los santos en Cristo, el acceso en oración, el
ministerio del Espíritu Santo, el rapto de la iglesia—todo esto y más es
enseñado en el Discurso del Aposento Alto” (Distinctive Teachings of Ultra-Dispensationalism).
“Y la predicación de
Jesucristo” (Rom.16:25). El evangelio de Pablo se centraba en la Persona del
Señor Jesucristo. El no solo predicaba a Cristo (2 Co.4:5) sino que se
regocijaba cuando otros predicaban a Cristo (Fil.1:18). Pablo puso en claro,
desde el comienzo de esta epístola, que Jesucristo, el eterno Hijo de Dios, era
el centro y corazón de su evangelio (Rom.1:1-4). Y cuando Pablo predicaba el
misterio del evangelio entre los gentiles, él no cesaba de predicar entre ellos
las inescrutables riquezas de Cristo (Ef.3:8). Solo cuando estamos separados
para y dedicados a la Persona del Señor Jesucristo, podemos estar separados y
dedicados al evangelio (Rom.1:1).
“Según la revelación del
misterio que se ha mantenido oculto desde tiempos eternos” – Este misterio,
que había estado oculto, ahora es revelado. Ya no es un secreto. Lo que estaba
escondido, ahora es dado a conocer. “Es el secreto “silenciado” durante las
largas edades del pasado, pero que ahora es dado a conocer” (Moule). La frase “desde el principio del mundo” es
literalmente traducido “desde los tiempos de las edades” (Darby) o “desde
tiempos eternos (Kelly). Es el misterio que ha estado escondido desde edades y
desde generaciones (Col.1:26).
Hay cinco pasajes que definen claramente lo que es un misterio en
el Nuevo Testamento. Son los siguientes:
pero que ha sido
manifestado ahora, y que por las Escrituras de los profetas, según el
mandamiento
del Dios eterno, se ha dado a conocer
a todas las gentes para que
obedezcan a la fe” (Romanos
16:26).
A la luz de estos cinco pasajes podemos deducir la siguiente
definición de lo que es un misterio en el Nuevo Testamento: Un misterio en el Nuevo Testamento es algo
que estaba oculto, que se guardaba en secreto y no se había dado a conocer a
los hombres en generaciones anteriores (anteriores a la generación de Pablo),
pero que se manifestó y fue revelado en el tiempo del Nuevo Testamento a y por
los apóstoles y profetas del Nuevo Testamento.
De acuerdo con esta
definición basada en la Biblia, los dispensacionalistas han mantenido la
posición de que un misterio en el Nuevo Testamento es algo que nunca se había
revelado en generaciones anteriores (en el período del Antiguo Testamento),
pero que Dios tuvo a bien revelar en los tiempos de Pablo. Como ya se ha
esbozado, esos misterios fueron dados a conocer primero por Cristo
(parcialmente) y luego por Su apóstol Pablo (totalmente). Contrario a esta
posición es la Teología Reformada (Teología del Pacto), que dice que los
misterios del Nuevo Testamento fueron revelados en tiempos del Antiguo
Testamento, pero que no fueron entendidos tan claramente como hoy día. Ellos
enseñan que esos misterios no estaban del todo ausentes del Antiguo Testamento.
De modo que ellos enseñan que los misterios fueron revelados parcialmente, pero
que no fueron entendidos hasta más tarde. Sin embargo, esto es contrario a los
cinco pasajes indicados anteriormente. Estos versículos no dicen que el
misterio hubiese sido dado a conocer parcialmente, sino que no había
sido dado a conocer en absoluto. Estaba oculto y guardado en secreto y encerrado
en el amante corazón de Dios.
Ilustremos esto con un ejemplo específico. En 1 Corintios 15:51-52
Pablo dio a conocer un misterio que había estado escondido en tiempos
anteriores. El secreto que él reveló es que habría toda una generación de
creyentes vivos que no gustarían la muerte física. El Antiguo Testamento no
dice nada, en ninguna parte, acerca de un evento tal. Moisés, Elías, David e
Isaías nunca tuvieron la más mínima indicación de que tal cosa sucedería algún
día. Esto estaba totalmente oculto para ellos y no se podía encontrar en sus
santas Escrituras. Dios nunca dijo una palabra de ésto hasta los tiempos del
Nuevo Testamento, cuando fue insinuado por nuestro Señor (Juan 14:1-3) y
explicado totalmente por Pablo (1 Co.15:51-52 y 1 Ts.4:13-18). Este es un
verdadero misterio del Nuevo Testamento.
El misterio del cual Pablo habló en Romanos 16 era que tanto Judíos como Gentiles eran tratados por Dios sobre la base de
total igualdad y que, al creer en Cristo, ellos serían unidos en un cuerpo con
el propósito de mostrar las excelencias de Aquel que los llamó de las tinieblas
a Su luz admirable. De dos, Dios hizo UN NUEVO HOMBRE (Efesios 2:11-18) y UN
NUEVO REBAÑO (Juan 10:16). Y es nuestro privilegio, en los días en que vivimos,
dar a conocer este misterio, revelar el secreto, descubrir la revelación que
había estado oculta. Este es un caso en que Dios quiere que seamos buenos para
contar secretos (en contraste con Prov.11:13 donde contar secretos es
condenado).
Romanos 16:26
“Pero que se ha dado a conocer
ahora por las Escrituras de los profetas”
El misterio que había estado oculto, ahora es dado a conocer. La
frase “por las Escrituras de los profetas” es una traducción pobre. Debería
traducirse “por las escrituras proféticas” (Kelly, Darby). Dios ha dado a
conocer este misterio por los escritos de Sus profetas.
Es difícil entender cómo los intérpretes no-dispensacionalistas
pueden pensar que ésto se refiere a los escritos del Antiguo Testamento,
especialmente después que Pablo acaba de decir que el misterio había estado
oculto en épocas anteriores. Pablo tiene que estar refiriéndose a profetas del
Nuevo Testamento. En Efesios 3:5 leemos que el misterio que no había sido dado
a conocer a los hombres en otros tiempos, ahora es revelado a los santos
apóstoles y profetas de Dios. Estos son apóstoles y profetas del Nuevo
Testamento, los mismos hombres a los que se refiere Efesios 2:20 (ver también 1
Co. 12:10, 29; Efesios 4:11). Por cierto que los escritos que exponen más clara
y completamente los misterios son las epístolas de Pablo, siendo Pablo el
principal, pero no el único revelador de los misterios. Cuando se trata de los
misterios, los profetas del Antiguo Testamento estaban en total oscuridad. El
Único que conocía estos misterios durante el período del Antiguo Testamento era
Dios Mismo.
“Según el mandamiento
del Dios eterno”
En este caso la palabra “mandamiento” significa “mandato, orden,
instrucción”. No es la misma palabra “mandamientos” que se usa para la Gran
Comisión del Señor en Hechos 1:2 (que se refiere a aquellos mandamientos que el
Señor dio a Sus discípulos después de la resurrección y antes de la ascensión).
Pablo usa esta palabra, con respecto a su misión, solo en otros
dos lugares: 1) “Pablo, apóstol de Jesucristo por mandato (orden) de Dios nuestro Salvador y del Señor Jesucristo,
nuestra esperanza” (1 Ti.1:1). Pablo era un apóstol (un “enviado”) por orden
del Dios vivo, y hay un sentido en al cual esto es cierto en cuanto a todo
creyente: “Como tú me enviaste al mundo, así yo los he enviado al mundo” (Juan
17:18 y ver 20:21). El mandato y orden de Dios es que nosotros debemos
representarlo bien en el mundo y que debemos dar a conocer Su glorioso
evangelio a todas las naciones. 2) “Y a su debido tiempo manifestó su palabra
por medio de la predicación que me fue encomendada por mandato de Dios nuestro Salvador” (Tito 1:3). Pablo sabía que tenía
una responsabilidad por el evangelio y una responsabilidad de predicar que le
había sido encomendada. El estaba bajo órdenes para dar a conocer y manifestar
la Palabra de Dios por medio de la predicación.
Por cierto que estas afirmaciones están en total armonía con la
Gran Comisión que incluye el mandato de Cristo de ir por todo el mundo y
predicar el evangelio a toda criatura (Marcos 16:15), hacer discípulos de todas
las naciones (Mateo 28:19-20), predicar el arrepentimiento y la remisión de
pecados a todas las naciones, empezando primero por los judíos (Lucas 24:27) y
ser testigos de Cristo por todo el mundo, empezando por Jerusalén (Hechos 1:8;
y comparar Romanos 1:16- “al judío primeramente”). Pero con el paso del tiempo,
los primeros discípulos aprendían más y más acerca de las verdades de la
iglesia y del misterio y estas revelaciones adicionales sirvieron para profundizar
y enriquecer su entendimiento del evangelio de la gracia y del propósito de
Dios para la edad presente. Pero ninguna de estas revelaciones adicionales
disminuyó jamás su obligación de predicar a Cristo y Su evangelio de acuerdo
con las órdenes de marcha originales que ellos habían recibido durante los 40
días entre la resurrección y la ascensión.
“Se ha dado a conocer a todas las
gentes para que obedezcan a la fe”
Aquí el lenguaje es muy similar a Romanos 1:5 –“para la obediencia
a la fe en todas las naciones”. Todos los hombres en todas las naciones son
mandados a creer y ser salvos (comparar Hechos 17:31 y 1 Juan 3:23a). Todos los
hombres en todo lugar son responsables de OBEDECER el evangelio creyendo en el
Señor Jesucristo. Los que DESOBEDECEN el evangelio serán castigados con eterna
perdición (2 Tesalonicenses 1:8-9). Debemos hacer saber a la gente que Dios les
ha mandado a que sean salvos, y que les exhorta enfáticamente a responder al
evangelio de la manera correcta (comparar 2 Corintios 5:18-21).
Romanos 16:27
Al único y sabio Dios,
sea gloria
mediante Jesucristo
para siempre.
Amén.