HOMOSEXUALIDAD
¿Qué Dice Dios?
¿HAY UNA NORMA?
¿Sobre qué base
podemos juzgar el comportamiento sexual? ¿Cómo podemos decir que un tipo de
comportamiento es moral y que otro comportamiento es inmoral? ¿Con qué criterio
podemos determinar esas cosas? ¿Qué autoridad tenemos para catalogar una
actividad como buena o mala? ¿Por qué STANDARD podemos decir que una persona
está llevando una conducta pecaminosa?
Uno de los días
más negros en la historia de Israel fue el período de los JUECES. En ese tiempo
“cada uno hacía lo que bien le parecía” (Jueces 21:25). Hombres depravados
estaban estableciendo las normas y
determinando lo que era bueno. Puede parecer bien a los ojos de los hombres,
pero la pregunta es esta: “¿Está bien a
los ojos de Dios?” Los hombres se equivocan mucho cuando se trata de determinar y seguir un curso de acción recto: “Hay
camino que al hombre le parece
derecho, pero su fin es camino de muerte” (Proverbios 14:12).
Cuando el hombre
pone las reglas, todo vale. Hombres
pecadores pueden justificar cualquier cosa cuando rechazan e ignoran
voluntariamente las normas de Dios, tal como se revelan claramente en la
Palabra de Dios. Los hombres y las mujeres de nuestros días están muy ocupados
en hacer lo que es bueno en sus propios ojos. Ellos justifican su posición de
las siguientes maneras: “No debemos discriminar.” “La gente no tiene la culpa
de ser así, porque está en los genes.” “¿A quién le importa lo que la gente
hace en privado?” “¿Qué importa lo que consienten hacer dos adultos en tanto
que no dañe a nadie?” “Cada cual tiene derecho a su preferencia sexual.” Etc.
Supongamos que
lo que dicen estas personas fuera cierto. ¿Qué sucedería si no hubiera una
norma objetiva real aparte del hombre? ¿Qué si no hubiera Dios ni Biblia ni
Diez Mandamientos? Si así fuera, estaríamos de acuerdo en que no tendríamos
absolutamente ninguna base por la cual podríamos condenar ciertas prácticas
sexuales, aparte de nuestras preferencias personales (nos gusta o no nos
gustan). Bajo estas condiciones el hombre fijaría las normas, haciendo lo que
bien le parece a sus propios ojos.
Sin una norma divina de moralidad, ¿qué tendría
de malo la homosexualidad (relaciones sexuales entre dos personas del mismo
sexo)? Además, ¿qué tendría de malo la bestialidad (relaciones sexuales entre
un ser humano y un animal)? ¿No podría usarse el mismo argumento? “¿No tengo
derecho a mi propia preferencia sexual?” “¿Qué tiene de malo mientras trate
bien al animal y no causemos daño a otros?” En realidad, sin una regla divina
para medir lo que es bueno o malo, ¿qué tendría de objetable que adultos tengan
relaciones sexuales con animales o con niños? Quizás tú, personalmente, tengas
una gran aversión a esas prácticas, pero ¿quién eres tú para imponer tus
propias normas a otras personas?
Ciertamente,
aparte de un estándar divino de
moralidad, todo vale, incluso robar y asesinar. ¿Quién podrá decir que es malo asesinar? Puede ser detestable para ti,
pero el asesino está haciendo lo que le parece bien a él, ¿o no? ¿Qué tiene de
malo eliminar del mundo a una persona indeseable? Aparte de absolutos morales,
toda clase de conductas o actividades pueden ser justificadas.
El
Plan de Dios para el Hombre y la Mujer
Dios tiene una norma por la cual puede ser medida y
juzgada y aprobada o desaprobada la conducta y actividad sexual. El plan
perfecto de Dios para el hombre y la mujer se encuentra volviendo al principio mismo (ver Mateo 19:3-8).
Desviaciones de las normas de Dios
se encuentran en abundancia en nuestra sociedad, pero “mas al principio no fue así” (Mateo 19:8). ¿A
qué se refería el Señor Jesús por “el
principio”? En Mateo 19:4 el señor Jesús cita Génesis capítulo 1. En Mateo
19:5 el Señor Jesús cita de Génesis capítulo 2.
Es obvio que el
Señor Jesús aceptaba como verídicos y autoritativos los dos primeros capítulos
de la Biblia. Es en estos dos capítulos donde encontramos el plan de Dios para
el hombre y la mujer.
Génesis
Capítulo 1
En Génesis 1:27
leemos que Dios creó al hombre. En este breve versículo se encuentra tres veces
el verbo “crear,” lo que enfatiza la creación especial del hombre a la imagen
de Dios. El hombre no es el producto de un ciego accidente de la evolución que ha
sucedió durante millones de años. Aquellos que se ven a sí mismos como mero
“accidente de la naturaleza” y como resultado de un largo proceso evolutivo,
han tratado de eliminar de sus mentes el importante concepto de un Dios-Creador,
ante quien somos responsables y ante quien tenemos que rendir cuenta. Para el
verdadero evolucionista no puede haber verdaderos absolutos morales, sino solo
la supervivencia del más apto en un mundo que parece no tener ton ni son para
nada.
Pero al
principio no era como lo pintan los evolucionistas. Había un Dios Creador personal que creó al ser
humano como hombre y mujer. El propósito de Dios para el
hombre es que hubiera dos sexos,
masculino y femenino. Cada persona es “el”
o “ella.” Dios no dividió la
humanidad en tres, cuatro o cinco sexos. Existe solo el sexo masculino y el
femenino y cada persona es hombre o es mujer, porque así es como cada persona
fue hecha por el Creador. “VARÓN y HEMBRA los creó” (Génesis 1:27).
Es obvio que los
dos sexos no son lo mismo. Son muy diferentes. Las niñas no son niños y los
niños no son niñas. Las mujeres no son hombres y los hombres no son mujeres.
Adán era diferente de Eva y Eva era diferente de Adán, porque Dios los hizo
así. Hoy día hay en la mente de muchos un pensamiento
erróneo y poco sano que lleva a una tendencia unisex (un sexo). Es el afán del hombre de tratar de minimizar las diferencias que Dios ha
hecho. Así las mujeres de alguna manera se ven, se visten y actúan como hombres
y los hombres en cierta manera se ven, se visten y actúan como mujeres. Dios se
opone terminantemente a esto, porque es contrario a las diferencias y
distinciones que Él hizo en el principio:
“No vestirá la mujer traje de hombre, ni el hombre vestirá ropa de mujer;
porque ABOMINACIÓN es a Jehová tu Dios cualquiera que hace esto” (Deut. 22:5).
La palabra “abominación” en Deuteronomio 22:5 es
una palabra muy fuerte. Significa que Dios detesta eso, lo odia y le produce
náuseas. Enferma a Dios (si eso fuera posible). Esto es porque es tan contrario
al plan original de Dios. Dios quiere que los hombres se vean, vistan y actúen
como hombres, porque así es como Él los hizo. Dios quiere que las mujeres se
vean, se vistan y actúen como mujeres, porque ellas deben representar claramente
lo que son.
Génesis
Capítulo 2
En el capítulo 2
de Génesis leemos que Dios creó primero a Adán. Adán fue hecho del polvo de la
tierra (Génesis 2:7) y Eva fue tomada de Adán (Génesis 2:22). “Porque el varón
no procede de la mujer, sino la mujer del varón” (1 Corintios 11:8).
¿Cómo se originó
la institución del matrimonio? ¿Evolucionó gradualmente de instituciones y
costumbres más primitivas? ¿Se reunió un grupo de “hombres cavernícolas” u
“hombres monos” y votaron a favor de comenzar los matrimonios? ¿Un poderoso y
antiguo rey dictó un edicto o una ley declarando que hombres y mujeres debían
unirse en matrimonio? ¿Cuándo se efectuó el primer matrimonio? ¿Quién tuvo la
idea? ¿Cómo comenzó el matrimonio?
El capítulo 2 de
Génesis contesta con claridad esas preguntas:
¿Quién dijo que no era bueno que el
hombre estuviera solo (Génesis 2:18)? ¿Quién dijo, “Le haré ayuda idónea
para él” (Génesis 2:18)? ¿Quién tomó una parte del hombre e
hizo de ello una mujer (Génesis 2:21-22)? ¿Quién trajo la mujer al hombre
(Génesis 2:22)? ¿Quién realizó la primera ceremonia
matrimonial (Génesis 18-22)? ¿Quién instituyó el matrimonio? ¿Quién
tuvo la idea? ¿Quién es responsable de unir a un hombre
y una mujer (Mateo 19:6)? |
El matrimonio es
la santa institución de Dios. Debemos poner mucha atención a ese primer
matrimonio para poder aprender los que Dios quiso desde un principio. En Génesis 2:22 leemos que Dios trajo la mujer (Eva) al
hombre (Adán). Nótese lo que Dios no hizo.
Dios
no trajo un animal a Adán para que fuese su cónyuge.
Dios
no trajo un hombre a Adán para que fuese su cónyuge.
Dios
no trajo dos mujeres a Adán.
Dios
no trajo diez mujeres a Adán.
Dios
solo trajo una mujer a Adán: Una mujer para un hombre; este es el plan
magistral de Dios.
Basados en los
hechos anteriores, podemos llegar a algunas sencillas e importantes
conclusiones:
1.
El cónyuge no debe ser un animal, sino una persona.
2.
El cónyuge debe ser del sexo opuesto.
3.
Debe haber UN cónyuge, no más de uno.
Otra conclusión, basada en el hecho de
que un hombre debe unirse a su mujer
(Génesis 2:24) es la siguiente:
4.
La unión matrimonial debe ser permanente (comparar
Mateo 19:6), hasta que la muerte los separe (comparar Romanos 7:2-3).
Estas cuatro
sencillas reglas fueron establecidas por Dios en el principio. Los que no están de acuerdo con estas reglas,
tienen un problema con Dios, quien las estableció. Se producen serios problemas
cuando la gente se desvía de lo que
Dios estableció en el principio. En Levítico 20 tenemos algunos ejemplos de
cómo la gente ha quebrantado las sencillas reglas de Dios:
En Levítico
20:15 tenemos la violación de la Regla # 1.
En Levítico
20:13 tenemos la violación de la Regla # 2.
En Levítico
20:10 tenemos la violación de la Regla # 3 (si el hombre hubiese sido leal a su
primer cónyuge, no habría habido adulterio). Una primera violación a la Regla
número 3 se encuentra en Génesis 4:19. Una masiva violación de la Regla número
3 se encuentra en 1 Reyes 11:3.
La
Procreación y el Plan Perfecto de Dios
Una de las
razones por las que Dios hizo al hombre y la mujer como los hizo es con el
propósito de reproducirse. Después que Dios creó al hombre, varón y hembra, ÉL les dijo, “fructificad y multiplicaos y llenad la
tierra” (Génesis 1:28). El plan de Dios era que en la tierra vivieran muchas
personas, no solo dos. Dios creó dos
personas y de estas dos vendría toda la humanidad (que hoy en día son
billones). Para que esto fuese posible Dios diseñó al varón y a la mujer con la
capacidad de reproducirse y dar a luz hijos. Esto es lo natural, lo normal y lo
necesario para la propagación de la raza humana.
Cuando
se trata de la reproducción, es obvio que el hombre fue diseñado para la mujer
y la mujer fué diseñada para el hombre, de acuerdo
con el inigualable y perfecto plan de Dios. El hombre no está diseñado para el
hombre y la mujer no está diseñada para la mujer. Considera la ilustración de
tuercas y tornillos. No puedes unir dos tuercas y no puedes unir dos tornillos.
Una tuerca no está diseñada para otra tuerca, está diseñada para un tornillo.
Tratar de unir dos tuercas (o dos tornillos) es contrario al plan y diseño para
el que fueron hechos. Es imposible atornillar una tuerca en otra tuerca. La homosexualidad
es una violación de la Regla # 2, y es claramente contrario al diseño y al plan
de Dios. Es imposible que de una relación homosexual procedan niños. Si se
practicara universalmente la
homosexualidad, la raza humana se extinguiría dentro de una generación. Por
esto, de acuerdo con Romanos capítulo 1, la homosexualidad es anormal y contra
naturaleza (vs.26-27). Incluso los animales que siguen sus instintos naturales
saben que un macho debe aparearse con una hembra y no macho con macho. Los
animales siguen instintivamente el orden de Dios. Los hombres pecadores se
rebelan contra Dios y el orden natural de las cosas.
La Relación
Matrimonial Involucra Mucho más que la Procreación
Procrear
hijos es importante, pero esto no es la principal razón por la cual Dios dio al
hombre el maravilloso don de tener relaciones sexuales con un cónyuge.
Normalmente los hijos son el fruto de una relación de amor entre marido y
mujer, pero hay excepciones a esta regla general. Por ejemplo, hay parejas que
no pueden tener hijos (por varias razones posibles). ¿Esta incapacidad de tener
hijos significa que la pareja no puede cumplir el propósito de su sexualidad?
De ninguna manera. Dios ha dado el don del sexo para el disfrute de los
cónyuges, y expresar mutuamente su amor de manera física. Esta relación amorosa
tiene un aspecto físico que debe ser precioso y deleitoso, aunque Dios no
conceda el tener hijos.
La Bendición del
Lecho Matrimonial
“Honroso
sea en todos el matrimonio, y el lecho sin mancilla; pero a los fornicarios y
adúlteros los juzgará Dios” (Hebreos 13:4). Dios quería que el lecho
matrimonial fuese santo y puro y respetable y de gran bendición para el hombre
y su mujer (ver Hebreos 13:4). Dios y la Biblia nunca condenan el sexo, solo condenan
el sexo indebido. Sexo indebido es el que viola y va contra el propósito
original de Dios. Pero en el propósito de Dios y en el tiempo de Dios, el lecho
matrimonial (Hebreos 13:4) ha de ser un lugar de deleite y satisfacción tanto
para el hombre como para su mujer.
El
libro de Proverbios tiene mucho que decir sobre la relación sexual indebida,
pero también se refiere al sexo debido. “Bebe el agua de tu misma cisterna, y
los raudales de tu propio pozo. ¿Se derramarán tus fuentes por las calles, y
tus corrientes de aguas por las plazas? Sean para ti solo, y no para los
extraños contigo. Sea bendito tu manantial, y alégrate con la mujer de tu
juventud, como cierva amada y graciosa gacela. Sus caricias te satisfagan en
todo tiempo, y en su amor recréate siempre” (Proverbios 5:15-19).
Dentro
de los límites y confines del matrimonio hay seguridad y satisfacción y
delicia. El marido ha de gozarse con su mujer (Proverbios 5:18) y ser
sexualmente satisfecho por ella (Proverbios 5:19) y debe sentirse animado o
intoxicado con su amor (Proverbios 5:19). Al mismo tiempo se le advierte no
buscar satisfacción en otra parte, sino contentarse con la mujer que Dios le
dio cuando era joven, y debe ser agradecido (ver Proverbios 5:15-18, 20-23).
El
lecho matrimonial es sin mancilla
(Hebreos 13:4). Es puro y sin mancha y sin contaminación. Ha de ser agradable y
bueno y placentero. Es una expresión de amor mutuo cuando el marido se da a sí
mismo para agradar a su mujer y la esposa se da a sí misma para agradar al
marido (1 Corintios 7:3). El matrimonio es algo bueno y Dios lo honra y
bendice: “El que halla esposa, halla el bien, y alcanza la benevolencia de
Jehová” (Proverbios 18:22).
Desviación Del
Plan Perfecto de Dios
El
matrimonio fue diseñado en el cielo para bendición y bienestar de la humanidad.
También debía reflejar un hermoso retrato de la relación del creyente con
Jesucristo (ver Efesios 5:21-33). Los hombres pecadores han contaminado el
propósito de Dios para el matrimonio y han distorsionado y corrompido el
cuadro.
Hoy
vivimos en un sistema mundial (1 Juan 2:15) y en una sociedad que no toma en
cuenta las normas de Dios. Los hombres, por el contrario, aplauden y aprueban la
depravación (comparar Romanos 1:32). Esto no solo se hace mediante la
pornografía que está inundando el país, sino también por muchos programas de
televisión, comunicaciones por internet, programas radiales, películas, videos,
libros, revistas, etc. Hoy día, un joven que permanece sexualmente puro hasta
el matrimonio es considerado una rareza y es, incluso, un objeto de burla. Es
algo muy triste cuando la violación de una norma llega a ser algo tan común,
que llega a ser la norma. El hombre hace lo que bien le parece (Jueces 21:25),
y piensa, “Si todos los demás lo hacen, ¿cómo puede estar mal?” El creyente
sabe que si Dios establece una norma en Su Palabra y si el hombre transgrede lo
que Dios ha dicho, entonces está mal, no importa cuántos lo están haciendo (ver
Éxodo 23:2).
En
Hebreos 13:4 leemos que Dios aprueba el lecho
matrimonial, pero advierte enfáticamente que Su juicio caerá sobre los que son
culpables de dos cosas:
1.
FORNICACIÓN (griego-porneia)
es una palabra general que se refiere a cualquier relación sexual ilícita (la
palabra “pornografía” viene de esa palabra griega). Incluye cosas como
inmoralidad sexual, prostitución, sexo prematrimonial y homosexualidad. En Hebreos 13:4 se refiere principalmente a pecados sexuales
que cometen personas solteras (por cuanto la siguiente palabra se refiere a
pecados que cometen personas casadas).
2.
ADULTERIO (griego-moicheia)
es una palabra más específica que se refiere a relaciones sexuales ilícitas que
una persona casada tiene con alguien con quien no está casada. Es tener
relaciones fuera del matrimonio con terceras personas. En Hebreos
13:4 se refiere a aquellos pecados sexuales de infidelidad que cometen personas
casadas.
Hebreos
13:4 no condena el sexo que es honorable y recto y que forma parte del plan
original de Dios para la humanidad, cuando Él creó al hombre como varón y
hembra. Sin embargo, Hebreos 13:4 condena decididamente el sexo fuera
del matrimonio (tanto el sexo prematrimonial que es sexo antes del
matrimonio y el sexo extramatrimonial que es sexo durante el matrimonio con
alguien que no es su cónyuge legítimo).
“¿Sexo Seguro?”
Tal
como en los caminos montañosos muchas veces hay vallas que ayudan a mantener el
auto en el camino y previenen un desastre, así también Dios tiene buenos y
seguros límites dentro de los cuales
el hombre hace bien en permanecer para su propio beneficio y seguridad. Cuando
se trata del sexo, hay mucha gente joven que se sale del camino y se mete en
problemas que muchas veces traen como resultado heridas que nunca sanan y
cicatrices que permanecen para siempre. ¡No te desvíes del camino de Dios! ¡No
dejes de lado el sendero de Dios! Sigue el camino de la pureza sexual y siempre
estarás contento de haberlo hecho así. El Dios que te creó con seguridad sabe
lo que es mejor para ti. Confía en Él y obedécele.
Hoy
día oímos hablar mucho sobre sexo seguro, pero esto por lo
general se refiere al sexo que es pecaminoso (sexo fuera del lecho
matrimonial, especialmente al sexo prematrimonial). De modo que de lo que la
gente está hablando realmente es PECADO SEGURO.
El
mensaje que se está difundiendo hoy es este: “Está bien pecar, mientras
practiques el pecado seguro. Emborracharse está bien, mientras alguien sobrio
te lleve a casa. Las drogas están bien, mientras uses jeringas limpias. La
promiscuidad está bien mientras tomes tus precauciones. Está bien pecar, pero
toma tus resguardos.” La Biblia da la verdadera perspectiva: “Entonces la
concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado,
siendo consumado, da a luz la muerte. Porque la paga del pecado es muerte”
(Santiago 1:15; Romanos 6:23).
¿Veneno Inofensivo?
Pecado seguro es una total contradicción. Eso
sería como hablar de una “enfermedad sana” o un “veneno inofensivo” o una
“suciedad limpia” o una “muerte viva.” Eso sería como si una rata hablara de
una trampa para ratones segura o un pez
refiriéndose a un anzuelo seguro o un cerdo pensando en un matadero seguro. El pecado nunca es seguro. Siempre es
peligroso, destructivo, condenable; y el pecado siempre trae consigo
desastrosas consecuencias. José fue tentado
hacia un “pecado seguro” (Génesis 39:7-12), pero él se negó y se
abstuvo por temor a un Dios santo (v.9).
¿Qué es el “sexo seguro”?
Las
cuatro sencillas reglas que ya hemos considerado, definen en conjunto la
definición de Dios de sexo seguro. Dios ha instituido el matrimonio y dentro de
los linderos del matrimonio hay cuatro reglas sencillas que Dios ha establecido,
porque Dios quiere llevar a cabo Sus santos planes y propósitos para el hombre.
Los que siguen estas cuatro sencillas reglas pueden disfrutar un sexo que no
solo es seguro, sino que también es
puro y sin mancha y deleitoso y santo y maravilloso.
Revisemos
nuevamente las reglas:
Regla #1 – El cónyuge no ha de ser un
animal, sino una persona.
Regla #2 – El cónyuge debe ser del sexo
opuesto.
Regla #3 – Debe ser un cónyuge, no más de uno.
Regla
#4 – La unión matrimonial debe ser para siempre (comparar con Mateo 19:6), y
solo termina con la muerte (comparar Romanos 7:2-3).
Por
supuesto, la base de todas estas reglas es que la pareja sexual debe ser
el CÓNYUGE legítimo (Hebreos 13:4).
¿Cuál
es entonces la definición de Dios del sexo
inseguro? Cualquier desviación del propósito o plan original de Dios,
cualquier transgresión de las cuatro sencillas reglas mencionadas arriba, sería
sexo ilegítimo y peligroso, sujeto al juicio de Dios (Hebreos 13:4).
El PECADO DE LA
HOMOSEXUALIDAD
La
homosexualidad es contraria al plan original de Dios para el hombre y la mujer.
Es una desviación seria de lo que Dios originalmente diseñó y estableció para
el bien de la humanidad. Como dijo el Señor Jesús “…al principio no fue así”
(Mateo 19:8). La homosexualidad es una violación de la regla #2—El cónyuge debe
ser del sexo opuesto. A través de la Biblia, tanto en el Antiguo Testamento
como en el Nuevo, la homosexualidad es condenada enérgicamente por Dios.
Años
atrás la sociedad, como un todo, tenía la posición de Dios y condenaba la
homosexualidad. Muchas o la mayoría de los estados tenían en sus libros leyes
contra la sodomía. Esto ha cambiado totalmente en el día de hoy. Los
homosexuales han salido del closet, por así decir, y demandan que su estilo de
vida sea reconocido como válido y legítimo. Hoy día se defiende a la
homosexualidad como un estilo de vida alternativo normal, natural, sano y
legítimo.
Se
celebra el Día de Orgullo Homosexual en casi todas las ciudades grandes de
América, cuando miles de homosexuales marchan y cantan consignas como esta:
“Griten fuerte, nos gusta ser gay.”
La
idea es esta: “Nos ufanamos de nuestra homosexualidad. Estamos orgullosos de
ser gay.”
¿Por
qué no tenemos Días de Orgullo para adúlteros o para ladrones o para violadores
o para borrachos? ¿Por qué está permitido solo a un grupo de pecadores desfilar
y enorgullecerse de su pecado? Otros grupos de pecadores quizás deberían exigir
iguales derechos. Esto nos recuerda el versículo de Isaías 3:9—“como Sodoma
publican su pecado.”
¿La Biblia Apoya la Homosexualidad?
Como
es de esperar, hay homosexuales que van a la Biblia y tratan de encontrar apoyo
para sus prácticas y su anormal conducta. Un libro fue titulado, Jonatán Amaba a David—Homosexuales en
Tiempos Bíblicos. Este libro hace la afirmación errónea y sin fundamento
que la relación entre David y Jonatán era una relación homosexual. Tuercen
versículos como 1 Samuel 18:1 y 2 Samuel 1:26—“Aconteció que cuando él hubo
acabado de hablar con Saúl, el alma de Jonatán quedó ligada con la de David, y
lo amó Jonatán como a sí mismo…Angustia tengo por ti, hermano mío Jonatán, que
me fuiste muy dulce. Más maravilloso me fue tu amor que el amor de las
mujeres.” Los homosexuales que tratan de usar pasajes como esos para apoyar su
conducta pecaminosa revelan su propia falta de entendimiento sobre lo que es el
verdadero amor. No pueden entender como un hombre puede amar a otro hombre sin
connotaciones físicas y pecaminosas. Esta clase de amor les es desconocida.
La
peor de todas las blasfemias es cuando acusan a Cristo Mismo de ser homosexual,
traspasando así su propio pecado sobre la Persona del bendito e inmaculado Hijo
de Dios. Se refieren a pasajes como Juan capítulo 11, donde las Escrituras se
refieren al amor de Jesús por Lázaro y la gente dijo, “Mirad cómo le amaba”
(v.36). O van a Juan capítulo 13, donde se habla del discípulo al que Jesús
amaba y cómo Juan estaba recostado al lado de Jesús (v.23). El apóstol Pedro
advirtió acerca de esas personas y sobre cómo distorsionan la Palabra de Dios:
“Casi en todas sus epístolas, hablando en ellas de estas cosas; entre las
cuales hay algunas difíciles de entender, las cuales los indoctos e
inconstantes tuercen, como también las otras Escrituras, para su propia
perdición. Así que vosotros, oh amados, sabiéndolo de antemano, guardaos, no
sea que arrastrados por el error de los inicuos, caigáis de vuestra firmeza” (2
Pedro 3:16-17).
¿Qué
dice el Señor Jesús realmente sobre la homosexualidad? ¿Qué ha dicho Dios en Su
Palabra sobre este asunto? Considera lo siguiente:
PASAJES DONDE LA HOMOSEXUALIDAD ES CONDENADA POR
DIOS
1. El Pecado de los Primeros Sodomitas
(Génesis 18:20; 19:4-9).
“Entonces Jehová
le dijo: Por cuanto el clamor contra Sodoma y Gomorra se aumenta más y más, y
el pecado de ellos se ha agravado en extremo…Pero antes que se acostasen,
rodearon la casa los hombres de la ciudad, los varones de Sodoma, todo el
pueblo junto, desde el más joven hasta el más viejo. Y llamaron a Lot, y le
dijeron: ¿Dónde están los varones que vinieron a ti esta noche? Sácalos, para
que los conozcamos (de una manera sexual). Entonces Lot salió a ellos a la
puerta, y cerró la puerta tras sí, y dijo: Os ruego hermanos míos, que no
hagáis tal maldad. He aquí ahora yo tengo dos hijas que no han conocido varón;
os las sacaré fuera, y haced con ellas como bien os pareciere; solamente que a
estos varones no hagáis nada, pues que vinieron a la sombra de mi tejado. Y
ellos respondieron: Quita allá; y añadieron: Vino este extraño para habitar
entre nosotros, ¿y habrá de erigirse en juez? Ahora te haremos más mal que a
ellos. Y hacían gran violencia al varón, a Lot, y se acercaron para romper la
puerta” (Génesis 18:20; 19:4-9).
Es necesario hacer varias observaciones:
(1) La evaluación que hace Dios de la
enormidad y gravedad del pecado de Sodoma: “Y el Señor dijo…el pecado de ellos
se ha agravado en extremo” (Génesis 18:20).
(2) Los sodomitas, pensando que los dos
ángeles eran hombres, los desearon: “Sácalos, para que los conozcamos (carnalmente)
(Génesis 19:5).
(3) Ni siquiera el ofrecimiento de Lot
de sus propias hijas pudo satisfacer sus perversos deseos (Génesis 19:8-9).
(4) Este terrible y espantoso pecado se
cometía también en la tierra de Israel durante el período de los jueces, cuando
cada uno hacía lo que bien le parecía (Jueces 19:22-30).
(5) La gravedad del pecado se ve por la
severidad con que fue juzgado. Los hombres sodomitas fueron heridos con ceguera
(Génesis 19:11) y su ciudad fue destruida por fuego (Génesis 19:28-29).
(6) Su pecado es recordado para siempre
por los términos “sodomita” y “sodomía.”
(7) El pecado de los sodomitas también
involucra soberbia, prosperidad y abundancia de ociosidad (Ezequiel 16:49) y esas cosas a menudo llevan a la relajación moral y a una
inmoralidad perversa.
(8) El pecado de los sodomitas se
menciona dos veces en el Nuevo Testamento como advertencia a los que viven
impíamente hoy día (2 Pedro 2:6 y Judas 7).
A veces se nos dice que el pecado de los
sodomitas no era la homosexualidad, sino la violación homosexual. Los que
justifican la homosexualidad tratan de argumentar que no está mal que un hombre
tenga sexo con otro hombre, pero que está mal si un hombre fuerza a otro hombre
que no consiente en ello. ¿Permite Dios la homosexualidad consensuada?
(Consensuada significa por mutuo consentimiento). ¿Es lícito y permisible que
un hombre tenga sexo con otro hombre? Considera el siguiente punto:
2.
La
Rotunda Prohibición contra la Homosexualidad (Levítico 18:22).
“No te echarás
con varón como con mujer; es abominación” (Levítico 18:22).
Aquí se prohíbe
terminantemente que un hombre tenga relaciones sexuales con otro hombre. En el
versículo que sigue (v.23) se prohíbe la bestialidad, porque es perversión.
Estos eran los pecados que practicaban los gentiles en la tierra de Palestina
(v.24-25).
En el versículo
22 tenemos la frase “no harás.” Esta
es, en lengua hebrea, la manera más contundente para decir a una persona lo que
no debe hacer. Esta misma fórmula se encuentra en muchos de los 10
Mandamientos. Es una prohibición absoluta y podría traducirse, “Jamás harás.” El versículo dice
literalmente, “Jamás te echarás con un hombre como uno se echa con mujer” (es
decir, sexualmente).
¿Qué piensa Dios
de la homosexualidad? El versículo dice, “Es abominación.” Esto significa que es detestable, repugnante,
repulsivo y asqueroso. Es una de las palabras más fuertes que describe el odio
de Dios hacia algo. Es para Dios un olor nauseabundo como el olor a vómito. Es
algo que desagrada, que causa asco, náusea y repulsa a Dios. La razón por la
cual es una abominación, es porque es tan contrario a lo que Dios diseñó y
estableció para el bien del ser humano.
Para entender
mejor la gravedad de este pecado y de otros semejantes, leer los versículos
restantes de Levítico capítulo 18 (versículos 24-30). Estas cosas son las que contaminan la tierra (v.24-25). Por
causa de estas prácticas abominables Dios quitó (vomitó) a algunas naciones de
la tierra de Palestina (v.27-28). Dios advierte a Su pueblo que si ellos
practican alguna de estas abominaciones, ellos serían cortados de entre el pueblo (v.29).
Las naciones
gentiles del pasado han sido juzgadas severamente por Dios por causa de esas
prácticas: “Y la tierra fue contaminada; y yo visité su maldad sobre ella, y la
tierra vomitó sus moradores” (v.25). Los americanos harían bien en tomar en
cuenta esta seria y severa advertencia.
3.
El
Castigo para la Homosexualidad bajo la Ley Mosaica (Levítico 20:13).
“Si alguno se
ayuntare con varón como con mujer, abominación hicieron; ambos han de ser
muertos; sobre ellos será su sangre” (Levítico 20:13).
Si un hombre se
echa con un hombre como se echa con mujer, ambos han cometido una abominación.
Esto repite la enseñanza de Levítico 18:22, solo que ahora se agrega el
castigo: “ambos han de ser muertos.” Si hubieras vivido en los días de Moisés,
bajo la ley de Dios, la homosexualidad era castigada con la muerte. “¿Qué de
los derechos de los homosexuales?” La enseñanza de Dios es que era justo
ejecutar a los que practicaban esas cosas. Se exigía la pena de muerte. La
construcción de la frase en hebreo “ambos han de ser muertos” es muy similar a
lo que se encuentra en Génesis 2:17—“…porque el día que de él comieres,
ciertamente morirás.” Bajo la ley de Moisés, los que eran sorprendidos en actos
de homosexualidad serían muertos con toda seguridad y certeza (a menos que se
desobedeciera esta ley).
La expresión “su
sangre será sobre ellos” es muy significativa. Una frase similar se encuentra
en Mateo 27:25—“Y respondiendo todo el pueblo, dijo: Su sangre sea sobre
nosotros y sobre nuestros hijos.” ¿Qué significaban estas palabras? Los judíos
que estaban exigiendo la muerte de Cristo por crucifixión estaban diciendo
esto: “Nosotros nos hacemos responsables por la muerte de Cristo. Pilatos, Su
muerte y Su sangre no estará sobre ti, sino sobre
nosotros. Asumimos toda la responsabilidad por esta muerte.”
En Levítico
20:13 Dios nos dice que esos hombres que se entregan a actos homosexuales son
plenamente responsables por lo que hacen y tienen que sufrir la consecuencia
por ello, es decir, la pena de muerte. Estos hombres eran totalmente
responsables del pecado que cometían. La homosexualidad no es una tendencia
genética con la cual se nace y sobre la cual el hombre no tiene control. Más
bien, esto es algo que el hombre escoge hacer y Dios lo considera totalmente
responsable de esa acción. Un hombre nunca podrá legítimamente decir, “Yo no
puedo cambiar esto. Nací así. No tengo control sobre mi conducta sexual. No soy
responsable de mis actos y no debo ser castigado por algo que no puedo
remediar. No puedo cambiar lo que soy ni quién soy.” No, este hombre es totalmente responsable de
su propia muerte (“su sangre sea sobre él”) porque él escogió cometer un delito
digno de muerte.
Nota: El hecho de
que los homosexuales tenían que enfrentar la pena de muerte bajo la ley de
Moisés, no significa que esa pena ha de aplicarse hoy día. En Éxodo 21:17
leemos que bajo la ley de Moisés la pena de muerte se aplicaba incluso a una
persona que maldecía a su padre o madre: “Igualmente el que maldijere a su
padre o madre, morirá.” Aunque ese severo castigo ya no se aplica, esos pasajes
de la ley nos muestran la seriedad del pecado a los ojos de Dios, ya sea la
homosexualidad o la falta de respeto hacia los padres.
4.
No
se Permitían los Sodomitas en la Tierra (Deuteronomio 23:17-18).
“No haya ramera entre las hijas de Israel, no haya sodomita de entre los hijos de Israel. No traerás la paga de una ramera ni el precio de un perro a la casa de Jehová tu Dios por
ningún voto, porque abominación es a Jehová tu Dios tanto lo uno como lo otro”
(Deuteronomio 23:17-18).
Este versículo trata con lo que era una
práctica común en el mundo gentil, es decir, la prostitución en el templo. Los
templos paganos eran antros de inmoralidad y fornicación y prostitución. Un
hombre podía entrar en uno de esos templos y escoger por dinero como pareja
sexual a un hombre o a una mujer. El término “ramera” se refiere a una prostituta femenina y el término “sodomita” se refiere a un prostituto
masculino. El término “perro” del versículo 18 se refiere al sodomita del
versículo 17. El término “sodomita” viene de una raíz hebrea que significa
“santo.” ¿Cómo puede un prostituto impío ser llamado “santo”? La respuesta se
encuentra en el hecho de que el significado básico del término “santo” es
“estar separado,” y este hombre estaba separado, no para propósitos santos,
sino para propósitos muy inmorales.
El término “sodomita” se emplea en el Antiguo Testamento para los que practican
como rito religioso ese horrible y anormal vicio del cual los habitantes de
Sodoma y Gomorra recibieron su infame reputación. Este término se usa varias
veces en los libros de 1 Reyes y 2 Reyes. En los días de Roboam, el hijo de
Salomón, leemos esto: “Hubo también sodomitas
en la tierra, e hicieron conforme a todas las abominaciones de las naciones que
Jehová había echado delante de los hijos de Israel” (1 Reyes 14:24) En
Deuteronomio 23:17 Dios había dicho que no debía haber sodomitas entre los hijos de Israel (Deut. 23:17). En los días de
Roboam había sodomitas entre los
hijos de Israel. Era un tiempo de gran decadencia espiritual: “Y Judá hizo lo
malo ante los ojos de Jehová, y le enojaron más que todo lo que sus padres
habían hecho en sus pecados que cometieron” (1 Reyes 14:22).
Más tarde hubo algunos reyes piadosos en
Judá que rectificaron este problema de prostitución. Asa hizo lo recto ante los
ojos de Jehová (1 Reyes 15:11), y la primera acción correcta que hizo y que ha
sido registrada, fue que quitó del país a los sodomitas (1 Reyes 15:12). Después, esta abominable práctica volvió
a surgir, pero en los días de Josafat los sodomitas
fueron nuevamente barridos de la tierra (1 Reyes 22:46). En los días de Josías
estos sodomitas habían levantado sus
tiendas o casetas o locutorios dentro de los atrios del templo de Dios, pero el
piadoso rey Josías se deshizo de ellos (2 Reyes 23:7).
5.
La
Homosexualidad es el Resultado de Rechazar al Creador (Romanos 1:24-27).
“Por
lo cual también Dios los entregó a
la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron
entre sí sus propios cuerpos, ya que cambiaron la verdad de Dios por la
mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual
es bendito por los siglos. Amén. Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas; pues aun sus mujeres cambiaron
el uso natural por el que es contra naturaleza, y de igual modo también los
hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en lascivia unos
con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, recibiendo en sí
mismos la retribución debida a su extravío” (Romanos 1:24-27).
Nótese en el
pasaje mencionado las palabras y frases que se usan para describir el pecado de
la homosexualidad:
Es SUCIO, inmundo, abominable,
moralmente corrupto.
DESHONRA EL CUERPO, es degradante.
Involucra AFECTOS VILES (pasiones deshonrosas,
degradantes, vergonzosas).
Es CONTRA NATURALEZA, contrario a la intención
original del Creador.
Es
ANORMAL (“dejando el uso natural”), contrario a las relaciones sexuales
ordenadas por Dios
Involucra
una ARDIENTE PASIÓN, estar sexualmente inflamado, arder con deseos anormales
Es IMPROPIO, indecente
Es ERROR
Según este
pasaje, ¿por qué hace la gente estas cosas? Todo comienza con el
rechazo del Creador: “Porque las cosas invisibles de Él, Su eterno
poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo,
siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa.
Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron
gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio
corazón fue entenebrecido” (Romanos 1:20-21).
El gran error y
pecado de esta gente es doble: (1) No honraron a Dios por QUIEN ÉL ERA; (2) No
dieron gracias a Dios por LO QUE ÉL HABÍA HECHO. Rechazaron tanto a SU Persona
como a Su obra. Como resultado, Dios los
entregó a las pasiones de sus propios corazones. Ellos abandonaron a Dios por lo cual Dios los abandonó a ellos y los
entregó a los horribles pecados mencionados en los versículos 24-32. El
resultado no fue evolución y progreso, sino degeneración y regresión. Se
hicieron NECIOS (v.22). La homosexualidad, según Romanos 1, es el
predecible resultado de una sociedad que no honra a Dios y no reconoce Su
verdad (vs.18 y 21).
6.
La
Homosexualidad es contraria a la Sana Doctrina (1 Timoteo 1:9-10).
“Conociendo
esto, que la ley no fue dada para el justo, sino para los transgresores y
desobedientes, para los impíos y pecadores, para los irreverentes y profanos,
para los parricidas y matricidas, para los homicidas, para los fornicarios,
para los sodomitas, para los secuestradores, para los mentirosos y perjuros, y
para cuanto se oponga a la sana doctrina” (1 Timoteo 1:9-10).
La sana doctrina
es esa sana enseñanza de la verdad
de la Palabra de Dios que tiene por resultado una vida sana (vivir como Dios quiere y para la gloria de Dios). El
término “sodomitas” es el mismo término que se encuentra en 1 Corintios 6:9
(“ni los que se echan con varones”). Este término se refiere a un homosexual
masculino, un pederasta, un sodomita.
Nótese la lista
de pecadores mencionada en 1 Timoteo 1:9-10. Nótese que los homosexuales se
mencionan junto con los “impíos,” los “parricidas,” los “matricidas,” los
“homicidas,” los “fornicarios,” los “secuestradores,” etc. Si la homosexualidad
realmente fuese a los ojos de Dios un
estilo de vida alternativo y legítimo, no esperaríamos que los homosexuales
fuesen nombrados junto con la peor clase de pecadores imaginable. Lo que es aún
más sorprendente es que Pablo se identifica con esos pecadores del v.15. El
dice, de todos esos pecadores, “YO SOY EL
PRIMERO.” Imagínate a los pecadores enumerados en los vs.9-10 formando una
parada y marchando por la calle de la ciudad. Están marchando los asesinos,
secuestradores, homosexuales, mentirosos, etc. En el v.15 Pablo dice, “Quiero
que sepas que yo iba a la cabeza de esa parada. Yo soy el primero de los
pecadores, porque perseguí a la iglesia de Dios.” ¿Por qué era tan grande el
pecado de Pablo? Porque atacó el cuerpo del Señor Jesucristo (ver Hechos
9:4—“Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?”)
De modo que en
este pasaje encontramos GRAN ESPERANZA para los homosexuales. Pablo dijo que
Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores. Pablo estaba diciendo,
“Si ÉL pudo salvarme a mí, el primero de los pecadores, entonces
ciertamente que puede salvar a un homosexual o a un asesino o un a secuestrador
o a un impío.” “Pero por esto fui recibido a misericordia, para que Jesucristo
mostrase en mí el primero toda su clemencia, para ejemplo de los que habrían de
creer en él para vida eterna” (1 Timoteo 1:16).
La gracia del Señor
Jesucristo es mayor que el pecado de homosexualidad. ¿Ha conquistado tu corazón
la gracia de Dios?
La
Cura para la Homosexualidad (1 Corintios 6:9-11)
“¿No
sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los
fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que
se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los
maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios. Y esto erais
algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis
sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro
Dios” (1 Corintios 6:9-11).
En este pasaje hay dos términos que se refieren a los
homosexuales:
1.
afeminados— uno que es
blando, apocado, amanerado, especialmente un catamito (un hombre o niño que
permite ser usado de manera homosexual), un hombre que somete su cuerpo a un
homosexual, haciendo el papel femenino o pasivo. Este es un homosexual pasivo.
2.
ni los que se
echan con varones—un
homosexual masculino, uno que practica coito anal, un sodomita. Este término
significa uno que se acuesta con un hombre. Conlleva la idea de un hombre que
se acuesta con un hombre como lo haría con una mujer (comparar Levítico 18:22 y
20:13). Este es un homosexual activo.
El v.9 enseña
que los injustos no heredarán el reino. Ellos no tendrán parte en el reino de
Dios. Estarán excluidos. Comparar con Mateo 25:34 que describe el estado
beatífico de los que heredan el reino y el v.41 que describe el estado
calamitoso de los que no heredan el reino.
El término
“injusto” del v.9 es definido por los pecados mencionados en los versículo
9-10. Por ejemplo, los adúlteros no heredarán el reino de Dios. Estas son
personas cuyas vidas están dominadas por el pecado del adulterio. David cometió
un acto de adulterio, pero su vida no estaba dominada ni se caracterizaba por
este pecado. El confesó este pecado y lo abandonó (Salmo 32 y 51). En el v.10
se mencionan los “borrachos.” Noé se emborrachó en una ocasión, pero su vida no
estaba dominada ni se caracterizaba por ese pecado. ¿Hay esperanza para aquellos cuyas vidas están dominadas y que se
caracterizan por el pecado de homosexualidad?
Por la gracia de
Dios, hay esperanza: “Y esto erais
algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis
sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro
Dios” (1 Corintios 6:11). Nótese que dice, “esto erais algunos.” No dice, “esto sois
algunos.” Algunos de los creyentes de Corinto habían sido homosexuales (y algunos habían sido borrachos,
adúlteros, etc.) Pero ellos habían
cambiado. Ellos fueron homosexuales en el pasado, pero luego de encontrar
al Salvador, ya no eran homosexuales. Su salvación
involucraba un cambio en su estilo
de vida y un abandonar una conducta sexual que era contraria a la Palabra de
Dios. Algunos de estos creyentes corintios en otro tiempo habían sido
homosexuales, pero ahora eran ex-homosexuales.
Esto es causa de mucha esperanza para todo homosexual o lesbiana, porque esto
significa que esa persona puede cambiar. Por la gracia de Dios tal persona
puede ser justificada (declarada
justa en Cristo), santificada (ser
apartada para servir a Dios) y lavada
(ser judicialmente limpiada de todo pecado) –ver v.11. “De modo que si alguno
está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son
hechas nuevas” (2 Corintios 5:17).
¿ES LA
HOMOSEXUALIDAD UNA ENFERMEDAD?
En nuestra
sociedad solía estar de moda considerar a la homosexualidad como cierto tipo de
ENFERMEDAD. Si la homosexualidad es una enfermedad, entonces no hay esperanza
para el homosexual. No hay curación. No hay ninguna píldora que esa persona
pueda tomar. No hay ninguna operación que pueda realizar el cirujano para
remediar el problema. Ningún hospital, ni doctor, ni medicina que pueda ayudar
a esa persona.
Hoy día la
sociedad ha retrocedido al punto de considerar la homosexualidad como una
alternativa de estilo de vida SANA, no como una enfermedad. Se ve como algo
bueno y sano y provechoso y beneficioso para los que tienen esa orientación
Nuestra sociedad, en un tiempo, la catalogaba como enfermedad y la consideraba
al menos como un problema y un desorden. Hoy día se la ve a menudo como algo
normal y saludable.
El homosexual
debe reconocer que tiene un problema y que el problema es pecado ante los ojos
de un Dios santo. Si la homosexualidad es un PECADO, eso significa hay mucha
ESPERANZA y gran AYUDA. Si realmente es PECADO, entonces hay realmente una
SOLUCIÓN. Hay realmente un SALVADOR que murió por los pecadores. El remedio y
la cura se encuentran en Cristo.
¿ES LA HOMOSEXUALIDAD ALGO GENÉTICO Y
CON LO CUAL SE NACE?
Si le decimos a
la gente que la homosexualidad es algo con lo que nacieron, entonces estamos
diciendo que no hay esperanza de cambio. Si he nacido así y si es parte de mi
contextura física, ¿cómo podría cambiar? Si has nacido con ojos verdes, eso es
algo que no se puede cambiar. Si has nacido con genes que determinan que
tendrás una estatura de un metro sesenta, entonces esa es la altura que
tendrás. No hay manera de cambiar eso.
Hay ciertos
estudios científicos que han recibido
mucha atención en los medios de comunicación que sugieren que la homosexualidad
es genética y que la persona nace con esa inclinación. El autor de uno de esos
estudios es Simon LeVay, un
neurobiólogo del Instituto Salk cerca de San Diego.
El mismo es un homosexual. En 1991 publicó evidencia de una diferencia
estructural entre el cerebro de un hombre homosexual y un hombre heterosexual. LeVay advierte con prontitud que su trabajo no comprueba
que la preferencia sexual se adquiere antes de nacer. Oiga las palabras del
mismo LeVay:
Es importante
destacar lo que no encontré. Yo no probé que la homosexualidad es genética, o
que encontré una causa genética para ser homosexual. Yo no he mostrado que los
homosexuales “han nacido así,” el error más común que la gente hace al
interpretar mi trabajo. Tampoco localicé en el cerebro un centro gay. (Ver Discover Magazin, Marzo 1994,
p.66).
El Dr. Martin Bobgan he hecho la siguiente crítica de la obra de LeVay:
Cuando el trabajo de LeVay
es examinado, se notan de inmediato sus deficiencias. En el transcurso de
exámenes postmortem, él estudió los cerebros de 19 hombres homosexuales, de 16
hombres heterosexuales y de 6 mujeres, examinando en particular una parte del
hipotálamo. Sus hallazgos en algunos de
los hombres homosexuales no eran muy claros. Peor aún, el estudio era confuso
por varios factores desconocidos, como el hecho de que los 19 homosexuales
habían fallecido de SIDA y se desconoce el efecto que el SIDA pueda tener en un
cerebro moribundo.
Tampoco hay evidencia clara de que esa área del hipotálamo sea el “centro del
sexo.” Simplemente no sabemos eso. Como tampoco sabemos el efecto que la
actividad homosexual pueda tener sobre esa parte del cerebro.
El Positron Emission Tomography (PET) es una
técnica de medicina nuclear que examina el metabolismo del cerebro. Se han
hecho estudios de pacientes que sufren de problemas de compulsión obsesiva y
que han sido tratados por medio de técnicas de modificación de comportamiento
que requieren que cumplan ciertas tareas y aprendan a pensar de cierta manera.
El escáner PET de estos pacientes ha arrojado resultados muy interesantes, mostrando
que pacientes sometidos a terapias que modifican el comportamiento experimentan
un cambio definitivo en el metabolismo de su cerebro.
Esto puede llevar a hacer la siguiente pregunta: Si
la modificación del comportamiento dirigido por sicólogos cambia el metabolismo
del cerebro, ¿puede ser modificado también al adoptar actividades homosexuales?
Estas materias son tan complejas que no osamos
llegar a algunas conclusiones hasta tener mayor información y alguna de esa
información puede tardar años en llegar. Pero es posible que las personas a
quienes Simon LeVay realizó
una autopsia hayan tenido algún cambio en la parte INAH3 del cerebro debido a
sus actividades homosexuales. (¿Es Genético o es Elección? Artículo del Dr.
Martin Bobgan).
En Octubre de
2003 fue publicado un estudio en los
Archivos de Conducta Homosexual (Archives of Sexual Behavior-Vol.32, No.5,
pp.403-417) titulado “¿Pueden Homosexuales y Lesbianas Cambiar su Orientación
Sexual?” El autor es el Dr. Robert L. Spitzer. La
conclusión de este estudio ha ocasionado conmoción en los círculos
“políticamente correctos” porque demuestra la siguiente hipótesis: “Algunos
individuos cuya orientación sexual es predominantemente homosexual pueden
llegar a ser predominantemente heterosexual después de una terapia
restauradora” (p.405).
Este hallazgo
contradice totalmente la opinión prevalente de que una persona es homosexual
porque ha nacido así y eso no se puede cambiar. Pero el Dr,
Spitzer, un siquiatra de la Universidad de Columbia,
ha presentado evidencia de que quienes luchan con la homosexualidad pueden
dejar ese estilo de vida. El dogma aceptado en estos días es que la terapia
diseñada para cambiar la orientación sexual de una persona no es solo inútil
sino que también es dañina. Por ejemplo, la Asociación de Siquiatría Americana
(American Psychiatric Association)
publicó en 1998 la siguiente declaración: ”…no hay evidencia científica que se
haya publicado que apoye la eficacia de una terapia restauradora como tratamiento
para cambiar la orientación sexual de una persona…Los riesgos potenciales de la
terapia restauradora son grandes e incluyen depresión, ansiedad y conducta
auto-destructiva.” En otras palabras, su
posición es que una persona nace homosexual y ninguna terapia puede cambiar ese
hecho. Esta clase de terapia solo puede causar daño a la persona que ha sido
engañada a creer que puede cambiar.
La investigación
del Dr, Spitzer contradice
totalmente esta idea de que los gay nunca pueden cambiar su orientación
homosexual. Su investigación es tanto más interesante en vista del hecho de que
él era uno de los principales promotores en remover la homosexualidad de la
lista de desórdenes mentales de la Asociación Siquiátrica Americana en 1973.
El estudio más reciente
del Dr. Spitzer involucró a 153 hombres y 47 mujeres,
todos los cuales han reportado que han dejado la homosexualidad después de
aceptar consejería. También han perseverado en el cambio por al menos 5 años. Spitzer concluyó que el 66 por ciento de los hombres y el
44 por ciento de las mujeres han llegado a lo que él llama “un buen
funcionamiento heterosexual.”
El Dr. Spitzer describe su investigación con sus propias palabras:
Aunque en un comienzo tenía dudas, en el transcurso
del estudio el autor se convenció de la posibilidad de un cambio en algunos gay
y lesbianas (p.412).
Este estudio indica que algunos hombres homosexuales
y lesbianas, después de una terapia restauradora, dicen haber cambiado de una orientación
predominantemente homosexual a una orientación predominantemente heterosexual.
Los cambios incluyen atracción sexual, excitación, fantasía, deseo y ser
perturbado por sentimientos homosexuales. Los cambios comprenden aspectos
centrales de la orientación sexual (p.413).
Cambios en la orientación sexual después de algún
tipo de terapia sucede en algunos gay y lesbianas. Esto contradice la idea
convencional de que no se producen verdaderos cambios en la orientación sexual
bien establecida (p. 413).
Profesionales de la salud mental deberían dejar de
impedir terapias que tienen el propósito de cambiar la orientación sexual
(p.414).
El Dr, Spitzer concluye su artículo
como sigue: “Este estudio provee evidencia de que algunos hombres gay y mujeres
lesbianas pueden cambiar también aspectos centrales de la orientación sexual”
(p.415).
Como era de
esperar, los hallazgos del Dr. Spitzer levantaron
enorme crítica dentro de la comunidad
homosexual. Su estudio contradecía ampliamente su creencia de que una persona
nace gay y que nunca podrá cambiar: “Soy gay. Eso es lo que soy. Siempre seré
así. Es imposible que yo cambie.” Pero la evidencia no apoya entender así la
homosexualidad. No solo es posible cambiar, sino muchos ex-gay también
demuestran la realidad de tal cambio.
Un amigo mío es
un vocero nacional de quienes están luchando con la homosexualidad. También ha
estado muy activo en exponer la militante y radical agenda gay y su ataque
contra la familia tradicional. Mi amigo era homosexual y estaba convencido de
haber nacido así y que no podía cambiar. Por más de una década se entregó al
estilo de vida gay y tuvo más de cien parejas de su mismo sexo. Un día un amigo le compartió el
evangelio de Jesucristo. Hoy está felizmente casado con una linda mujer
cristiana y es padre de dos maravillosos
hijos. Es un vivo ejemplo de que un homosexual puede cambiar y puede vivir una
vida plena como el hombre, marido y padre que Dios quería que fuese.
La Biblia enseña
claramente que una persona esclavizada por el pecado de la homosexualidad puede
CAMBIAR y llegar a ser un EX-homosexual (1 Corintios 6:9-11). Esto indica que
la homosexualidad es una conducta que puede cambiarse y no es un defecto de
nacimiento con el cual una persona tiene que vivir. Es un pecado del cual uno
puede arrepentirse y que se puede dejar.
No olvidemos que
la gente es homosexual por propia elección personal. Son plenamente
responsables por el pecado que cometen—“sobre ellos será su sangre” (Levítico
20:13). Reconocemos también que puede haber ciertos factores físicos o
ambientales que pueden predisponer a una persona hacia la homosexualidad, pero
igual es responsabilidad del individuo escoger practicar esa conducta.
Por ejemplo,
ciertos factores pueden predisponer a una persona al pecado del alcoholismo
(borrachera). Ciertas personas, por una variedad de razones, son tentadas
fuertemente por el alcohol. Debido a antecedentes, experiencias o influencias
del medio, otras personas nunca son tentadas por la bebida. Otro hombre puede
ser tentado por la pornografía, pero nunca se le pasaría por la mente hurtar en
las tiendas. Otro hombre puede no ser tentado por la pornografía, pero sí por
robar en el supermercado. Todos tenemos ciertos pecados hacia los que nos
sentimos más inclinados que a otros. Una persona puede inclinarse hacia la
homosexualidad y otra al pecado de adulterio. En cada caso, el pecado es pecado
y debe ser evitado. El adúltero comete adulterio porque escoge hacerlo. Lo
mismo debe decirse del homosexual.
La
homosexualidad no podrá superarse a menos que la persona culpable reconozca que
es pecado contra Dios y lo ve como Dios lo ve. Solo entonces podrá haber
victoria por medio del Hijo de Dios y la liberación que ÉL solamente provee.
La
Actitud del Creyente Hacia el Homosexual
¿Cuál debería
ser nuestra actitud hacia los homosexuales? Debería ser igual a nuestra actitud
hacia los demás pecadores. Los homosexuales deberían ser amados como gente por
la que Cristo murió. Deberíamos desear y buscar su salvación. Debemos amar a la
persona con el amor de Cristo, aunque debemos odiar y detestar el pecado como
Cristo lo odia y detesta. Recuerda, la iglesia de Jesucristo está llena de toda
clase de ex-pecadores. ¡Qué testimonio de la gracia de
Dios que ÉL puede tomar a un sodomita practicante y transformarlo en una nueva
criatura en Cristo.
CONCLUSIÓN
Las normas de
Dios no han descendido. Los absolutos morales de Dios no han cambiado, a pesar
de las desviaciones morales de nuestra sociedad impía (sin Dios). El pueblo de
Dios tiene que dar el ejemplo. A los
casados: den el ejemplo de lo que es el matrimonio, según Dios. Dejen que
el mundo vea una relación matrimonial sana y santa en la que el Señor
Jesucristo es honrado y donde es practicada la absoluta fidelidad y lealtad al
propio cónyuge.
A los solteros: Uno de los mejores regalos que
puedes ofrecer a tu futuro cónyuge, si Dios tiene pensado eso para ti, es tu
pureza sexual. Guárdate puro. Aprende a esperar en el Señor según Su deseo y Su
tiempo. La pureza sexual es algo que no se puede recuperar una vez que se ha
perdido.
A los que han fallado: Hay muchos en
estos días, incluso entre creyentes profesantes, que han violado el estándar de
Dios y que han desobedecido los mandamientos de Dios en cuanto a la pureza,
castidad, fidelidad, etc. Si el Señor mirare los pecados, ¿quién podrá
mantenerse? Pero en el Señor hay perdón y misericordia para que sea
reverenciado (ver Salmo 130). Con humildad del alma y honestidad de corazón,
reconoce tu pecado ante un Dios santo. El Señor puede perdonar y limpiar.
Recuerda, a pesar de caídas anteriores, siempre puedes volver a empezar, allí
dónde estás. Arregla tu corazón con el Salvador, “Humillaos delante del Señor y
ÉL os exaltará” (Santiago 4:10).
Al homosexual: Dios tiene buenas noticias para ti.
Puedes conocer a un gran Dios y Salvador que puede satisfacer las más profundas
necesidades de tu corazón. Debes reconocer que eres homosexual, no porque has
nacido así, sino porque has nacido en pecado, lo que has heredado de tu padre
Adán. Es el primer Adán el que te metió en el problema que tienes (Salmo 51:5;
58:3; Isaías 53:6; romanos 5:12). Es el postrer Adán, el Señor Jesucristo, el
que te puede sacar del problema.
“Así que, como
por la transgresión de uno vino la condenación a todos los hombres, de la misma
manera por la justicia de uno vino a todos los hombres la justificación de
vida. Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron
constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno, los muchos serán
constituidos justos” (Romanos 5:18-19).
“Mas a todos los
que le recibieron, a los que creen en Su Nombre, les dio potestad de ser hechos
hijos de Dios” (Juan 1:12).