CAPÍTULO 8
La Norma de Dios Para el Matrimonio
El
matrimonio cristiano fue diseñado en el cielo para el bien y la bendición del
hombre y para retratar el cuadro apropiado, como lo vimos en el capítulo
anterior. Hombres pecadores han despreciado el ideal de Dios para un hombre y
una mujer y han distorsionado y corrompido el cuadro.
¿Hay una Norma?
¿En qué base
podemos juzgar el comportamiento sexual? ¿Cómo podemos decir que un tipo de
comportamiento es moral y que otro comportamiento es inmoral? ¿Con qué criterio
podemos determinar esas cosas? ¿Qué autoridad tenemos para catalogar una
actividad como buena o mala? ¿Por qué STANDARD podemos decir que una persona
está llevando una conducta pecaminosa?
Uno de los
días más negros en la historia de Israel fue el período de los jueces. En ese
tiempo “cada uno hacía lo que bien le parecía” (Jueces 21:25). Hombres
depravados estaban estableciendo las normas y determinando lo que era bueno.
Puede parecer bien a los ojos de los hombres, pero la pregunta es esta: “¿Está
bien a los ojos de Dios?” Los hombres se equivocan mucho cuando se trata de
determinar y seguir un curso de acción recto: “Hay camino que al hombre le
______________ derecho, pero su fin es camino de ____________” (Proverbios
14:12).
Cuando el
hombre pone las reglas, todo vale. Hombres pecadores pueden justificar
cualquier cosa cuando rechazan e ignoran voluntariamente las normas de Dios tal
como se revelan claramente en la Palabra de Dios. Los hombres y las mujeres de
nuestros días están muy ocupados en hacer lo que es bueno en sus propios ojos.
Ellos justifican su posición de las siguientes maneras; “No debemos
discriminar.” “La gente no tiene la culpa de ser así, porque está en los
genes.” “¿A quién le importa lo que la gente hace en privado?” “¿Qué importa lo
que consienten hacer dos adultos en tanto que no dañe a nadie?” “Cada cual
tiene derecho a su preferencia sexual.” Etc.
Supongamos
que lo que dicen estas personas fuera cierto. ¿Qué sería si no hubiera una
norma objetiva real fuera del hombre? ¿Qué si no hubiera Dios ni Biblia ni Diez
Mandamientos? Si este fuera el caso, estaríamos de acuerdo en que no tendríamos
absolutamente ninguna base por la cual podríamos condenar ciertas prácticas
sexuales, aparte de nuestras preferencias personales (nos gustan o no nos
gustan). Bajo estas condiciones el hombre fijaría las normas, haciendo lo que
bien le parece a sus propios ojos.
Sin una norma
divina de moralidad, ¿qué tendría de malo la homosexualidad (relaciones
sexuales entre dos personas del mismo sexo)? Además, ¿qué tendría de malo la
bestialidad (relaciones sexuales entre un ser humano y un animal)? ¿No podría
usarse el mismo argumento? “¿No tengo derecho a mi propia preferencia sexual?”
“¿Qué tiene de malo mientras trate bien al animal y no causemos daño a nadie
más?” En realidad, sin una regla divina para medir lo que es bueno o malo, ¿qué
tendría de objetable que adultos tengan relaciones sexuales con animales o con
niños? Quizás tú, personalmente, tengas una gran aversión a esas prácticas,
pero ¿quién eres tú para imponer tus propias normas a otras personas?
Ciertamente,
aparte de un estándar divino de moralidad, todo vale, incluso robar y
asesinar. ¿Quién podrá decir que es malo asesinar? Puede ser detestable para
ti, pero el asesino está haciendo lo que le parece bien a él, ¿o no? ¿Qué tiene
de malo eliminar del mundo a una persona indeseable? Aparte de absolutos
morales, toda clase de conductas o actividades pueden ser justificadas.
El Plan de Dios para el Hombre y la Mujer
Dios tiene
una norma por la cual es puede ser medida y juzgada y aprobada o
desaprobada la conducta y la actividad sexual. El plan perfecto de Dios para el
hombre y la mujer se encuentra al volver al principio mismo (ver Mateo
19:3-8). Desviaciones de las normas de Dios se encuentran en abundancia
en nuestra sociedad, pero “mas al _________________ no fue así” Mateo 19:8). ¿A
qué se refería el Señor Jesús por “el principio”? En Mateo 19:4 el señor
Jesús cita Génesis capítulo 1. En Mateo 19:5 el Señor Jesús cita de Génesis
capítulo 2.
Es obvio que
el Señor Jesús aceptaba como verídicos y autoritativos los dos primeros
capítulos de la Biblia. Es en estos dos capítulos donde encontramos el plan de
Dios para el hombre y la mujer.
Génesis Capítulo 1
En Génesis
1:27 leemos que Dios creó al hombre. En este breve versículo se encuentra tres
veces el verbo “crear,” lo que enfatiza la especial creación del hombre a la
imagen de Dios. El hombre no es el producto de un ciego accidente de la
evolución que ha sucedió durante millones de años. Aquellos que se
ven a sí mismos como mero “accidente de la naturaleza” y como resultado de un
largo proceso evolutivo han tratado de eliminar de sus mentes el importante
concepto de un Dios-Creador ante quien somos responsables y ante quien tenemos
que rendir cuenta. Para el verdadero evolucionista no puede haber verdaderos
absolutos morales, sino solo la supervivencia del más apto en un mundo que
parece no tener ton ni son para nada.
Pero al
principio no era como lo pintan los evolucionistas. Había un Dios Creador
personal que creó al ser humano como hombre y mujer. El propósito de Dios para
el hombre es que hubiera dos sexos, masculino y femenino. Cada persona es “el”
o “ella.” Dios no dividió la humanidad en tres, cuatro o cinco sexos. Existe
solo el sexo masculino y el femenino y cada persona es hombre o mujer porque
así es como cada persona fue hecha por el Creador. “V__________ y
_______________ los creó” (Génesis 1:27).
Es obvio que
los dos sexos no son lo mismo. Son muy diferentes. Las niñas no son niños y los
niños no son niñas. Las mujeres no son hombres y los hombres no son mujeres.
Adán era diferente de Eva y Eva era diferente de Adán, porque Dios los hizo
así. Hoy día hay en la mente de muchos un pensamiento erróneo y poco sano que
lleva a una tendencia unisex (un sexo). Es el afán del hombre de tratar
de minimizar las diferencias que Dios ha hecho. Así las mujeres de
alguna manera se ven, se visten y actúan como hombres y los hombres en cierta
manera se ven, se visten y actúan como mujeres. Dios se opone terminantemente a
esto, porque es contrario a las diferencias y distinciones que Él hizo en el
principio: “No vestirá la mujer traje de hombre, ni el hombre vestirá ropa
de mujer; porque ____________________ es a Jehová tu Dios cualquiera que hace
esto” (Deut. 22:5).
La palabra “abominación”
en Deuteronomio 22:5 es una palabra muy fuerte. Significa que Dios detesta eso,
lo odia y le produce náuseas. Enferma a Dios (si eso fuera posible). Esto es
porque es tan contrario al plan original de Dios. Dios quiere que los hombres
se vean, vistan y actúen como hombres porque así es como Él los hizo. Dios
quiere que las mujeres se vean, se vistan y actúen como mujeres, porque ellas
deben representar derechamente lo que son.
Génesis Capítulo 2
En el
capítulo 2 de Génesis leemos que Dios creó primero a Adán. Adán fue hecho del
polvo de la tierra (Génesis 2:7) y Eva fue hecha de Adán (Génesis 2:22).
“Porque el varón no procede de la mujer, sino la mujer del varón” (1 Corintios
11:8).
¿Cómo se
originó la institución del matrimonio? ¿Evolucionó gradualmente de una
institución y costumbres más primitivas? ¿Se reunió un grupo de “hombres
cavernícolas” u “hombres monos” y votaron a favor de comenzar los matrimonios?
¿Un poderoso y antiguo rey dictó un edicto o una ley declarando que hombres y
mujeres debían unirse en matrimonio? ¿Cuándo se efectuó el primer matrimonio?
¿Quién tuvo la idea? ¿Cómo comenzó el matrimonio?
El capítulo
2 de Génesis contesta con claridad esas preguntas:
¿Quién dijo que no era bueno que el hombre estuviera solo (Génesis 2:18)?
¿Quién dijo, “Le haré ayuda idónea para él” (Génesis 2:18)?
¿Quién tomó una parte del hombre e hizo de ello una mujer (Génesis 2:21-22)?
¿Quién trajo la mujer al hombre (Génesis 2:22)?
¿Quién realizó la primera ceremonia matrimonial (Génesis 18-22)?
¿Quién instituyó el matrimonio? ¿Quién tuvo la idea?
¿Quién es responsable de unir a un hombre y una mujer (Mateo 19:6)?
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El matrimonio es la santa institución de Dios. Debemos poner mucha atención
a ese primer matrimonio para poder aprender los que Dios quiso desde un
principio. En Génesis 2:22 leemos que Dios trajo la mujer (Eva) al
hombre (Adán). Nótese lo que Dios no hizo.
Dios no trajo un animal a Adán para que fuese su cónyuge.
Dios no trajo un hombre a Adán para que fuese su cónyuge.
Dios no trajo dos mujeres a Adán.
Dios no trajo diez mujeres a Adán.
Dios solo trajo una mujer a Adán: Una mujer para un
hombre; este es el plan magistral de Dios.
Basados en los hechos anteriores, podemos llegar a algunas sencillas e
importantes conclusiones:
1. El cónyuge no debe ser un animal, sino una persona.
2. El cónyuge debe ser del sexo opuesto.
3. Debe haber UN cónyuge, no más de uno.
Otra conclusión, basada en el hecho de que un hombre debe
unirse a su mujer (Génesis 2:24 es la siguiente:
4. La unión matrimonial debe ser permanente (comparar Mateo
19:6), hasta que la muerte los separe (comparar Romanos 7:2-3).
Estas cuatro sencillas reglas fueron establecidas por Dios en el
principio. Los que no están de acuerdo con estas reglas, tienen un problema
con Dios, quien las estableció. Se producen serios problemas cuando la gente se
desvía de lo que Dios estableció en el principio. En Levítico 20 tenemos
algunos ejemplos de cómo la gente ha quebrantado las sencillas reglas de Dios:
En Levítico 20:15 tenemos la violación de la Regla # 1.
En Levítico 20:13 tenemos la violación de la Regla # 2.
En Levítico 20:10 tenemos la violación de la Regla # 3 (si el hombre
hubiese sido leal a su primer cónyuge, no habría habido adulterio). Una primera
violación a la Regla número 3 se encuentra en Génesis 4:19. Una masiva
violación de la Regla número 3 se encuentra en 1 Reyes 11:3.
La Procreación y el Plan Perfecto de Dios
Una de las razones por las que Dios hizo al hombre y la mujer como los hizo
es con el propósito de reproducirse. Después que Dios creó al hombre, varón y
hembra, ÉL les dijo, “F_____________ y multiplicaos y llenad la tierra”
(Génesis 1:28). El plan de Dios era que en la tierra vivieran muchas
personas, no solo dos. Dios creó dos personas y de estas dos vendría toda
la humanidad (que hoy en día son billones). Para que esto fuese posible Dios
diseñó al varón y a la mujer con la habilidad de reproducirse y dar a luz
hijos. Esto es lo natural, normal y necesario para la propagación de la raza
humana.
Cuando se trata de la
reproducción es obvio que el hombre es diseñado para la mujer y la mujer está
diseñada para el hombre, de acuerdo con el inigualable y perfecto plan de Dios.
El hombre no está diseñado para el hombre y la mujer no está diseñada para la
mujer. Considera la ilustración de tuercas y tornillos. No puedes unir dos
tuercas y no puedes unir dos tornillos. Una tuerca no está diseñada para otra
tuerca, está diseñada para un tornillo. Tratar de unir dos tuercas (o dos
tornillos) es contrario al plan y diseño para el que fueron hechos. Es
imposible atornillar una tuerca en otra tuerca. La homosexualidad
es una violación de la Regla # 2, y es claramente contrario al diseño y plan de
Dios. Es imposible que de una relación homosexual procedan niños. Si se
practicara universalmente la homosexualidad, la raza humana se
extinguiría dentro de una generación. Por esto, de acuerdo con Romanos capítulo
1, la homosexualidad es anormal y contra naturaleza (vs.26-27). Incluso los
animales que siguen sus instintos naturales saben que un macho debe aparearse
con una hembra y no macho con macho. Los animales siguen instintivamente el
orden de Dios. Los hombres pecadores se rebelan contra Dios y el orden natural
de las cosas.
La Relación
Matrimonial Involucra Mucho más que la Procreación
Procrear hijos es importante,
pero esto no es la principal razón por la cual Dios dio al hombre el
maravilloso don de tener relaciones sexuales con un cónyuge. Normalmente los
hijos son el fruto de una relación de amor entre marido y mujer, pero hay
excepciones a esta regla general. Por ejemplo, hay parejas que no pueden tener
hijos (por varias razones posibles). ¿Esta incapacidad de tener hijos significa
que la pareja no puede cumplir el propósito de su sexualidad? De ninguna
manera. Dios ha dado el don del sexo para el disfrute de los cónyuges,
expresando mutuamente su amor de manera física. Esta relación amorosa tiene un
aspecto físico que debe ser precioso y deleitoso, aunque Dios no conceda el
tener hijos.
La Bendición del
Lecho Matrimonial
“Honroso sea en todos el
matrimonio, y el lecho _______ ______________; pero a los fornicarios y
adúlteros los _____________ Dios” (Hebreos 13:4). Dios quería que el lecho
matrimonial fuese santo y puro y recto y de gran bendición para el hombre y su
mujer (ver Hebreos 13:4). Dios y la Biblia nunca condenan el sexo, solo
condenan el sexo indebido. Sexo indebido es el que viola y va contra el
propósito original de Dios. Pero en el propósito de Dios y en el tiempo de
Dios, el lecho matrimonial (Hebreos 13:4) ha de ser un lugar de deleite y
satisfacción tanto para el hombre como para su mujer.
El libro de Proverbios tiene
mucho que decir sobre la relación sexual indebida, pero también se refiere al
sexo debido. “Bebe el agua de tu misma cisterna, y los raudales de tu propio
pozo. ¿Se derramarán tus fuentes por las calles, y tus corrientes de aguas por
las plazas? Sean para ti solo, y no para los extraños contigo. Sea bendito tu
manantial, y alégrate con la mujer de tu juventud, como cierva amada y graciosa
gacela. Sus caricias te satisfagan en todo tiempo, y en su amor recréate
siempre” (Proverbios 5:15-19).
Dentro de los límites y
confines del matrimonio hay seguridad y satisfacción y delicia. El marido ha de
gozarse con su mujer (Proverbios 5:18) y ser sexualmente satisfecho por ella
(Proverbios 5:19) y debe estar animado o intoxicado por su amor (Proverbios
5:19). Al mismo tiempo se le advierte no buscar satisfacción en otra parte,
sino contentarse con la mujer que Dios le dio cuando era joven y debe ser
agradecido (ver Proverbios 5:15-18, 20-23).
El lecho matrimonial es sin
mancilla (Hebreos 13:4). Es puro y sin mancha y sin contaminación. Ha de
ser agradable y bueno y placentero. Es una mutua expresión de amor cuando el
marido se da a sí mismo para agradar a su mujer y la esposa se da a sí misma
para agradar al marido (1 Corintios 7:3). El matrimonio es algo bueno y Dios lo
honra y bendice: “El que halla esposa, halla el bien, y alcanza la benevolencia
de Jehová” (Proverbios 18:22).
Desviación Del Plan
Perfecto de Dios
El matrimonio fue diseñado en
el cielo para bendición y bienestar de la humanidad. También debía reflejar un
hermoso retrato de la relación del creyente con Jesucristo (ver Efesios
5:21-33). Los hombres pecadores han contaminado el propósito de Dios para el matrimonio
y han distorsionado y corrompido el cuadro.
Hoy vivimos en un sistema
mundial (1 Juan 2:15) y en una sociedad que no toma en cuenta las normas de
Dios. Los hombres en cambio aplauden y aprueban la depravación (comparar
Romanos 1:32). Esto no solo se hace mediante la pornografía que está inundando
el país, sino también por muchos programas de televisión, comunicaciones por
internet, programas radiales, películas, videos, libros, revistas, etc. Hoy
día, un joven que permanece sexualmente puro hasta el matrimonio es considerado
una rareza e, incluso, un objeto de burla. Es algo muy triste cuando la
violación de una norma llega a ser tan común que llega a ser la
norma. El hombre hace lo que bien le parece (Jueces 21:25), y piensa,
“Si todos los demás lo hacen, ¿cómo puede estar mal?” El creyente sabe que si
Dios establece la norma en Su Palabra y si el hombre transgrede lo que Dios ha
dicho, entonces está mal, no importa cuántos lo están haciendo (ver Éxodo
23:2).
En Hebreos 13:4 leemos que Dios
aprueba el lecho matrimonial, pero advierte enfáticamente que Su juicio caerá
sobre los que son culpables de dos cosas:
1. FORNICACIÓN
(griego-porneia) es una palabra general que se refiere a cualquier relación
sexual ilícita (la palabra “pornografía” viene de esa palabra griega). Incluye
cosas como inmoralidad sexual, prostitución, sexo prematrimonial y
homosexualidad. En Hebreos 13:4 se refiere a principalmente a pecados sexuales
que cometen personas solteras (por cuanto la siguiente palabra se refiere a
pecados que cometen personas casadas).
2. ADULTERIO
(griego-moicheia) es una palabra más específica que se refiere a relaciones
sexuales ilícitas que una persona casada tiene con alguien con quien no está
casada. Es tener relaciones fuera del matrimonio con terceras personas. En
Hebreos 13:4 se refiere a aquellos pecados sexuales de infidelidad que cometen
personas casadas.
Hebreos 13:4 no condena el sexo
que es honorable y recto y que forma parte del plan original de Dios para la
humanidad cuando Él creó al hombre como varón y hembra. Sin embargo, Hebreos
13:4 condena decididamente el sexo fuera del matrimonio (tanto el
sexo prematrimonial que es sexo antes del matrimonio y el sexo extramatrimonial
que es sexo durante el matrimonio con alguien que no es su cónyuge legítimo).
“¿Sexo Seguro?”
Tal como en los caminos
montañosos muchas veces hay vallas que ayudan a mantener el auto en el camino y
previenen un desastre, así también Dios tiene buenos y seguros límites dentro
de los cuales el hombre hace bien en permanecer para su propio beneficio y
seguridad. Cuando se trata del sexo, hay mucha gente joven que se sale del
camino y se mete en problemas que muchas veces traen como resultado heridas que
nunca sanan y cicatrices que permanecen para siempre. ¡No te desvíes del camino
de Dios! ¡No dejes de lado el sendero de Dios! Sigue el camino de la pureza
sexual y siempre estarás contento de haberlo hecho así. El Dios que te creó con
seguridad sabe lo que es mejor para ti. Confía en Él y obedécele.
Hoy día oímos hablar mucho
sobre sexo seguro, pero esto por lo general se refiere al sexo que es
pecaminoso (sexo fuera del lecho matrimonial, especialmente al sexo
prematrimonial). De modo que de lo que la gente está hablando realmente es
PECADO SEGURO.
El mensaje que se está
difundiendo es este: “Está bien pecar mientras practiques el pecado seguro.
Emborracharse está bien,
mientras alguien sobrio te lleve a casa. Las drogas están bien, mientras uses
jeringas limpias. La promiscuidad está bien mientras tomes tus precauciones.
Está bien pecar, pero toma tus resguardos.” La Biblia da la verdadera
perspectiva: “Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el
pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte. Porque la paga del
pecado es muerte” (Santiago 1:15; Romanos 6:23).
¿Veneno Inofensivo?
Pecado seguro es una total
contradicción. Eso sería como hablar de una “enfermedad sana” o un “veneno
inofensivo” o una “suciedad limpia” o una “muerte viva.” Eso sería como si una
rata hablara de una trampa para ratones segura o un pez refiriéndose a un
anzuelo seguro o un cerdo pensando en un matadero seguro. El pecado nunca es
seguro. Siempre es peligroso, destructivo, condenable; y el pecado siempre trae
consigo desastrosas consecuencias. José fue tentado hacia un “pecado
seguro” (Génesis 39:7-12), pero él se negó y se abstuvo por temor a un Dios
santo (v.9).
¿Qué es el sexo
seguro?
Las cuatro sencillas reglas que
ya hemos considerado, definen en conjunto la definición de Dios de sexo seguro.
Dios ha instituido el matrimonio y dentro de los linderos del matrimonio hay
cuatro reglas sencillas que Dios ha establecido, porque Dios quiere llevar a
cabo Sus santos planes y propósitos para el hombre. Los que siguen estas cuatro
sencillas reglas pueden disfrutar un sexo que no solo es seguro, sino que
también es puro y sin mancha y deleitoso y santo y maravilloso.
Revisemos nuevamente las
reglas:
Regla #1 – El cónyuge no ha de
ser un animal, sino una persona.
Regla #2 – El cónyuge debe ser
del sexo opuesto.
Regla #3 – Debe ser un cónyuge,
no más de uno.
Regla #4 – La unión matrimonial
debe ser para siempre (comparar con Mateo 19:6), y solo termina con la muerte
(comparar Romanos 7:2-3).
Por supuesto, la base de todas
estas reglas es que la pareja sexual debe ser el CÓNYUGE legítimo
(Hebreos 13:4).
¿Cuál es entonces la definición
de Dios del sexo inseguro? Cualquier desviación del propósito o plan
original de Dios, cualquier transgresión de las cuatro sencillas reglas
mencionadas arriba, sería sexo ilegítimo y peligroso, sujeto al juicio de Dios
(Hebreos 13:4).
La persona que confía en el
Señor, nunca será un perdedor. Confiar en la Palabra de Dios siempre es seguro:
Confía en Jehová, y haz el bien; y habitarás en la tierra, y te apacentarás de la verdad. Deléitate asimismo en Jehová, y Él te concederá las peticiones de tu corazón. Encomienda a Jehová tu camino, y confía en Él; y Él hará” (Salmo 37:3-5).
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