¿Por Quién Murió Cristo? Una Defensa de la Expiación Ilimitada |
Respuesta a Algunas Objeciones
Comunes
“Si Cristo murió por
todos, entonces el sacrificio de Cristo fue inútil respecto a los no-elegidos.
No les sirvió de nada.”
Al menos, la muerte de Cristo sirve para el propósito de
condenar a los que rechazan al Salvador. Los hombres son condenados porque han
rechazado a la Persona y la obra de Jesucristo (Juan 3:18) y porque han
rechazado el único remedio de Dios para su pecado (Juan 5:40). Nunca podrán
decir que no se hizo provisión para su salvación ni que no se les hubiese sido
ofrecida. Ellos no quisieron recibir el don que Dios proveyó en Su Hijo. Los
hombres no se pierden porque no se proveyera un Salvador. Los hombres se
pierden porque rechazan al Salvador que ha sido provisto.
“En la visión limitada, los no elegidos no son culpables por
rechazar a Cristo, porque ellos no tienen un Cristo al cual rechazar; en cambio,
en la visión ilimitada y, como creemos, es la visión de la Biblia, los hombres
son culpables ante Dios y serán condenados en base a su rechazo de Cristo”
(Lightner, p.130).
Si Cristo murió por
todos, entonces Su muerte por los no-elegidos habría sido vana. Nunca habría
logrado su salvación.”
Dios ha hecho tanto por los que finalmente lo rechazan,
pero Sus esfuerzos a su favor no son un desperdicio. La benignidad, paciencia y
longanimidad de Dios hacia los incrédulos debería llevarlos al arrepentimiento
(Romanos 2:4), pero ¡ay!, en muchos casos no lo hace. Dios contendió con los
hombres incrédulos antes del diluvio (Génesis 6:3), sin embargo ellos
perecieron sepultados en las aguas. Pero la disputa de Dios con esos hombres no
fue en vano. En los tiempos de la iglesia primitiva los apóstoles y discípulos
proclamaron un mensaje de buenas nuevas a toda criatura (Marcos 16:15), sin
embargo, y la gran mayoría rechazó su mensaje e incluso reaccionaron
violentamente en su contra. ¿Fueron vanos sus esfuerzos? En Juan capítulo 6, la
gente se apartó del Señor, excepto 12 y uno de ellos era un traidor. Mientras
más predicaba Jesús, tanto más la gente lo abandonaba y ya no andaba con ÉL.
¿Significa esto que Su predicación fue en vano? Los creyentes son olor grato,
no solo de “vida para vida” sino también de “muerte para muerte” (2 Corintios 2:14-16).
El creyente ha de ser un testimonio, no solo para los que serán salvos, sino
también para los que perecerán, y tal testimonio, por cierto, que no es en vano
y, por cierto, que no es una pérdida. Es agradable a Dios.
Hay numerosos ejemplos en la naturaleza de las cosas que
parecen ser un desperdicio, pero que, en realidad, son parte del perfecto plan
de Dios para este mundo. Innumerables flores crecen y florecen y sin embargo su
belleza nunca es vista por algún ojo humano. “¿Con qué propósito caen en el
océano y en el desierto beneficiosas lluvias? ¿Con que propósito se pudren
millones de manzanas que no fueron degustadas o se marchitan miles de millones
de hojas de hierba sin consumir? ¿Con qué propósito mueren las hierbas
medicinales sin haber sido usadas? ¿Son todas estas cosas un desperdicio y sin utilidad, porque por
cierto que esas beneficiosas lluvias no fructifican, y esos vegetales
alimenticios no alimentan, y esas yerbas curativas no sanan?” De igual modo, la
muerte de Cristo no era en vano y no es un desperdicio, aunque es despreciada y
ridiculizada y considerada como locura por la gran mayoría de los hombres.
Dios no ha dado a conocer Sus intenciones de manera
confusa. ÉL designó, por la muerte de Cristo por todos, y por la predicación de
este hecho, poner a la humanidad sobre un
nuevo fundamento. ÉL ha despejado
el camino para que todos sean salvos
al dar a Su Hijo para morir por todos; y ahora ÉL invita a todos, Él manda a
todos, ÉL desafía a todos, ÉL implora a todos; y aunque no todos lo acepten, la
gloria de Su amor sin límites es magnificada y desplegada admirablemente por
el hecho mismo de que nadie ha sido
excluido, sino por su propia necedad.”
El amor redentor de Dios, tal como es demostrado en la
cruz, fue derramado sobre todos los hombres, dejando a todos sin excusa. Es muy
lamentable que habrá aquellos por quienes Cristo murió, que perecerán. Pero la
razón de esto no es que no se hubiera
hecho provisión o que no se diera el don. Más bien, el don fue rechazado y el
amor fue menospreciado. “Maravillosa gracia de Jesús, que se
extiende a todos los perdidos.”
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