Los Peligros de la

 

TEOLOGÍA REFORMADA

 

 

 

El Peligro de Enseñar que el Salvador Llevó Nuestros Pecados Antes de la

 Cruz del Calvario

 

“Quien llevó ÉL Mismo nuestros pecados en

Su cuerpo SOBRE EL MADERO”

(1 Pedro 2:24)

 

Una enseñanza común entre los Teólogos Reformados es que la culpa por el pecado no fue pagada solamente por la muerte del Señor en la cruz. Ellos dicen que los sufrimientos de nuestro Señor anteriores y apartes de la cruz del Calvario son parte de este castigo. A menudo señalan que los sufrimientos del Señor en el huerto de Getsemaní forman parte de los sufrimientos del Señor Jesús como el Sustituto Divino por los pecados del hombre.

 

A la luz de la doctrina Reformada del “cumplimiento vicarial de la ley” esa opinión no es sorprendente. Si las acciones justas de Cristo eran sustitutivas y si Su justicia cumpliendo la ley fue imputada a cuenta del creyente, se sigue que los sufrimientos de nuestro Señor, no relacionados con la cruz, también son sustitutivos y expiatorios. Ellos enseñan que Sus sufrimientos durante Su vida eran expiatorios, pero la Biblia no enseña tal cosa.  

 

Aquí hay algunas citas de hombres reformados que comparten esta opinión:

 

 

John R.W. Stott, rector de la All Soul Church, Londres, explica que los sufrimientos de Cristo en el jardín de Getsemaní eran de tal magnitud, que eran equivalentes al infierno: “Hasta nos atrevemos a decir que nuestros pecados enviaron a Cristo al “infierno”, no el “infierno” (hades, el lugar de los muertos) al cual el credo dice que “descendió” después de la muerte, sino al “infierno” (gehenna, el lugar de castigo) al cual lo condenaron nuestros pecados antes que muriera su cuerpo…Dios en Cristo lo soportó en nuestro lugar. (The Cross of Christ, p.79, 161).

 

C.H. Spurgeon – “No se lo que Adam Smith supone que es correcto, que Cristo pagó un precio más alto (por nuestros pecados) en el huerto de Getsemaní del que pagó en la cruz; pero yo estoy convencido que los que llegan a un refinamiento tal que piensan que la expiación fue realizada solamente en la cruz, son muy necios” (A Treasury of Spurgeon on The Life and Work of our Lord, Grand Rapids, MI: Baker, 1979, p.119).

 

 

C.H. Spurgeon – “Siento que merezco ser lanzado al lo profundo del infierno; pero voy a Getsemaní, y me asomo por esos rugosos olivos, y veo a mi Salvador. Sí, le veo revolcarse angustiado en tierra, y escucho que salen de Él tales gemidos, como nunca antes han salido de pecho humano alguno. Miro la tierra y la veo enrojecida por Su sangre y, en tanto que Su rostro está manchado con sudor y sangre, me digo, “mi Dios, mi Salvador, ¿qué te aflige?” Le escucho responder, “Estoy sufriendo por tu pecado.” (A Treasure of Spurgeon on the Life and Work of our Lord, Grand Rapids, MI: Baker, 1979, p.131).

 

Matthew Henry— (hablando de Sus sufrimientos en el huerto): Ahora está llevando las iniquidades que el Padre puso sobre él y con tristeza y conmoción tomó a su cargo la empresa. Los sufrimientos que estaba experimentando eran por causa de nuestros pecados y todos ellos fueron puestos sobre él y ÉL lo sabía (Comentario de toda la Biblia).

 

F.W. Krummacher- es uno de los peores ofensores al respecto. Sus comentarios son demasiado extensos para ser incluidos aquí (El Salvador Sufriente).

 

 

Hay al menos dos razones principales por las cuales sabemos que nuestro Señor no estaba cargando nuestros pecados en Su cuerpo en el huerto de Getsemaní. 1) En Sus oraciones en el huerto, el Señor siempre se dirigió a Dios como “Padre” (ver Mateo 26:39, 42, 44; etc.). Es impensable que el Señor Jesús se dirigiera a Dios como “Padre” en un momento en que Dios estaba actuando como un JUEZ SANTO, derramando Su terrible ira sobre el Sustituto de los pecadores. En un momento tal no podía haber una placentera relación Padre/Hijo (comparar Mateo 27:46). Si Dios se hubiese olvidado de Jesús en el huerto, ¿cómo podría haberse dirigido a Dios como “Padre”? 2) Inmediatamente después de este tiempo en el huerto, el Señor Jesús dijo, “La copa que el Padre me ha dado, ¿no la he de beber?” (Juan 18:11). Note que el tomar la copa de la ira de Dios era aún FUTURO. ÉL no había bebido aún de esa copa. ÉL bebería esa copa sobre el madero (1 Pedro 2:24).

 

La angustia del Señor en el huerto era una anticipación de la cruz del Calvario. No involucraba Sus sufrimientos por nuestros pecados, sino anticipaba ese terrible evento. C.H.Mackintosh lo dijo así:

 

Por estos versículos se hace evidente que se aproximaba algo que el bendito Salvador jamás había afrontado anteriormente, - estaba siendo llenada para ÉL una copa que aún no había catado. Si hubiese sido un portador de pecado durante toda Su vida, ¿a qué viene entonces esta intensa “agonía” al solo pensamiento de afrontar el pecado y aguantar la ira de Dios en función de dicho pecado? ¿Qué diferencia hay entre el Cristo del Getsemaní y el Cristo del Calvario, si llevaba sobre Sí el pecado durante toda Su vida? Había una diferencia objetiva, y ésta se debía a que ÉL no fue un portador del pecado durante toda Su vida. ¿Cuál era esa diferencia? Que en Getsemaní, preveía la cruz; pero en el Calvario la estaba sufriendo realmente. En Getsemaní “se le apareció un ángel del cielo para fortalecerle”; en el Calvario fue desamparado por todos, sin la presencia de angélicos consuelos. En Getsemaní, se dirige a Dios como “Padre”, mostrando así que gozaba de la plena comunión que tan inefable relación implica; pero en el Calvario, grita “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?”; aquí el portador de pecado alza Sus ojos y contempla el trono de la Justicia Eterna envuelto en negras nubes, y el rostro de la Santidad inflexible vuelto al otro lado, porque Él estaba siendo “hecho pecado por nosotros”. (Citado por Chafer, Volumen III de su Teología Sistemática, en dos tomos, p. 851).

 

Para una más completa discusión de estos puntos importantes ver L.S.Chafer, Teología Sistemática en dos tomos, Volumen III pág. 848 y siguientes (sección titulada “Sufrimientos en Vida”).

 

William Kelly en sus apuntes sobre 1 Pedro 2:24, responde a la teoría no bíblica y a la falsa doctrina de que Cristo llevó nuestros pecados durante toda Su vida terrenal:

 

La hipótesis es incompatible, no solamente con la palabra usada por el Espíritu Santo aquí y en todo otro lugar, sino con los más amplios y más solemnes hechos que los creyentes más iletrados, enseñados por Dios, reciben con temor reverente y adorando con gratitud. ¿Qué significó esa sobrenatural oscuridad que cubrió la cruz a plena luz del día? ¿Qué significó el grito de Aquél que, en pleno disfrute del amor, siempre decía “Padre”, pero ahora “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?” . . . Si ÉL hubiese llevado durante toda Su vida nuestros pecados, ÉL debería haber estado durante toda Su vida abandonado por Dios, que no puede mirar el pecado sin la más mínima consideración. Pero no, Isaías 53:6 afirma que Jehová cargó nuestra iniquidad en Su Ungido cuando colgaba del madero. Cuán infundada es la idea de que nuestro Señor cargaba los pecados durante toda Su vida.

 

Los siguientes pasajes son solamente algunos de los que enseñan que la obra expiatoria de nuestro Señor, de llevar nuestros pecados en Su cuerpo, tuvo lugar en conexión con Su muerte en la cruz y que no incluyen los muchos sufrimientos de Su vida en la tierra antes de la cruz.

 

“Haciendo la paz mediante la sangre de su cruz” (Colosenses 1:20).

 

“Cristo murió por nuestros pecados” (1 Corintios 15:3).

 

“Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros” (Isaías 53:6). Favor notar que este pasaje es citado en 1 Pedro 2:24-25 donde se dice claramente que la obra de Cristo de llevar nuestros pecados tuvo lugar “en el madero”.

 

(El tipo) Tal como el sacrificio de los animales se realizaba en el altar, así el sacrificio del Señor se realizó en el altar de la cruz del Calvario (el antitipo).

 

La dramática implicación de Mateo 27:45-46 es que las tres horas de tinieblas fueron las horas en que Jesús fue olvidado por Su Padre, porque fue entonces que nuestros pecados fueron cargados sobre ÉL.

 

“El cual fue entregado por nuestras transgresiones” (Romanos 4:25). Comparar Romanos 8:32.

 

“Fuimos reconciliados con Dios por la muerte de Su Hijo” (Romanos 5:10 y ver el v.9, “en Su sangre”).

 

“Al que no conoció pecado (Cristo), por nosotros (el Padre) lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en ÉL” (2 Corintios 5:21). Aunque Cristo no era un pecador, ÉL fue tratado como un pecador cuando ÉL fue hecho maldición por nosotros. Aunque nosotros no somos justos, somos tratados como justos, porque Dios ve al pecador creyente EN SU HIJO JUSTO.

 

Pablo empieza Gálatas con esta afirmación: “El cual se dio a Sí Mismo por nuestros pecados” (Gálatas 1:4) y termina el libro con esta afirmación: “Pero lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo”. Las dos afirmaciones están íntima y vitalmente conectadas.

 

Cristo fue hecho maldición por nosotros cuando Dios derramó Su ira sobre nuestro Sustituto. ¿Cuándo llegó a ser maldición por nosotros? “EN EL MADERO” (ver Gálatas 3:13).

 

Por causa  de nuestro PORTADOR DE PECADO hemos sido hechos CERCANOS y hemos sido reconciliados con Dios. ¿Cuándo y cómo sucedió esto? “Por la sangre de Cristo…mediante la cruz” (ver Efesios 2:13, 16).

 

Fuimos redimidos con la preciosa sangre de Cristo (1 Pedro 1:18-19).

 

“Quien llevó ÉL Mismo nuestros pecados en Su cuerpo sobre el madero” (1 Pedro 2:24).

 

“Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu” (1 Pedro 3:18). Notar dos puntos en este pasaje: 1) La frase “padeció una sola vez” limita claramente Su cargar los pecados a un tiempo específico. Fue un acto de amor redentor llevado a cabo una vez. La frase no es consistente en absoluto con sufrir por nuestros pecados durante toda Su vida; 2) Cristo sufrió por nuestros pecados una vez, y esto es equivalente a “haber sido muerto”. De modo que están involucrados los sufrimientos en Su muerte, no Sus sufrimientos durante Su vida encarnada.

 

“Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con Su sangre” (Apocalipsis 1:5).

 

Pablo no se gloriaba en Getsemaní; él se gloriaba en la cruz (Gálatas 6:14). El no predicaba el huerto; él predicaba la cruz (1 Corintios 1:18; 2:2). Pedro no enseñó que Cristo llevó nuestros pecados en Su cuerpo en el huerto, sino sobre el madero (1 Pedro 2:24).

 

 

                                                   -- George Zeller (Nov. 2003)

 

 

 

 

Curados por Sus Llagas

 

A menudo se piensa que Isaías 53:5 se refiere a los azotes que Jesús recibió de mano de los romanos. Dice, “por Sus llagas fuimos nosotros curados”. ¿Se refiere esto realmente a los sufrimientos que Cristo soportó, por los latigazos romanos, antes de ir a la cruz? Es mejor entender que Isaías 53:5 se refiere al terrible castigo que Cristo sufrió de mano de Dios Padre cuando ÉL llevó nuestros pecados en Su cuerpo sobre el madero en la cruz del Calvario.

 

Isaías 53 no alude a lo que los romanos hicieron a Jesús, sino a lo que Dios Padre hizo a Jesús. ÉL fue azotado y herido por Dios (v.4), aunque sabemos que en Su juicio Él fue azotado por los romanos. Es cierto que Cristo fue golpeado por los romanos en Su proceso cuando le abofetearon con sus manos y sus puños y abusaron de Él de otras maneras, sin embargo Isaías 53 enfatiza que ÉL fue azotado por el SEÑOR (v.10). El énfasis en Isaías 53 es sobre lo que Dios le hizo—ver v.6 (“Jehová cargó en Él el pecado de todos nosotros”). Isaías 53:5 dice que el Mesías “fue herido por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados.”

 

 

La clara enseñanza de la Biblia dice que Cristo pagó la pena por nuestros pecados cuando Él murió en la cruz, no antes de la cruz. Ver 1 Pedro 2:24 que dice que ÉL “llevó nuestros pecados en Su cuerpo sobre el madero.” Cuando Isaías 53:5 dice “por Su llaga fuimos curados” se refiere al castigo que fue aplicado sobre Él por el Padre, cuando Él fue castigado como nuestro Sustituto. Esto es confirmado además por 1 Pedro 2:24, donde la frase de Isaías, “por su llaga fuimos curados” es citada por Pedro. Este mismo versículo deja en claro que fue en el madero (la cruz) que Él llevó nuestros pecados en Su cuerpo. De modo que concluimos que las llagas mencionadas en Isaías 53:5 fueron heridas recibidas de Dios el Padre cuando ÉL murió por nuestros pecados y no golpes recibidos de mano de los romanos antes de la cruz.

 

Los comentarios de William Kelly son de ayuda:

 

Cuando se dice, “por Sus llagas fuimos curados”, ¿es posible que un santo pueda creer que se refiere a los azotes que Él recibió de los soldados? Estas múltiples expresiones en Isaías 53 no indican solo lo que los hombres le hicieron a Jesús, sino lo que Él sufrió de parte de Jehová, cuando Él cargó la iniquidad de los Suyos sobre el Mesías rechazado – expresiones tomadas de lo que es común entre los hombres, pero sobre todo, para expresar lo que Él Mismo infligió. Jehová quiso quebrantarlo, fue Él quien quiso afligirlo y fue por las transgresiones de Su pueblo que Él fue golpeado. Él llevó los pecados de muchos. [William Kelly, The Day of Atonement, Leviticus 16”].

 

 

 

 

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